Capítulo XIII: Dilemas

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Estaba odiando ese lunes, más que cualquier lunes, lo estaba odiando con cada fibra de su ser. Mateo soltó un gruñido frustrado cuando el auditor llegó muy campante esa mañana junto con todo un equipo pidiendo toda la documentación disponible y con una orden judicial para acceder a cada documento almacenado en todos los discos duros de las computadoras de la casa matriz. Era cuestión de tiempo para que sucediera.

No podía hacer otra cosa que dejarlos trabajar. Le cedió su oficina a su equipo de trabajo y se mantuvo al margen, colaborando cuando era necesario.

Cada libro de cuentas y cada programa de contabilidad descargaba su base de datos en los terabytes en los que iba a ser entregada la información que consideraran sospechosa para ser analizada. Su propio equipo informático estaba brindando toda la ayuda posible. Se repitió mil veces que no tenían absolutamente nada que ocultar.

Su equipo jurídico, llevaba trabajando en plantear estrategias en caso de que la situación empeorara. Mateo intentaba cubrir todos los frentes que se le ocurría podían verse afectados, manteniéndose todo lo calmado que podía estar. Mientras intentaba pensar como informar a Temo de la situación.

Se sentía frustrado en parte por la culpa. Él analizaba muy concienzudamente los perfiles de cada benefactor de la fundación, su equipo de abogados era el mejor del país y no habían podido evitar que esa gran suma de dinero salido del lavado de activos fuera a caer precisamente allí, era demasiado dinero como para poder cubrirlo de buenas a primera, y esa ni siquiera era la solución.

Entre las restricciones, no podían usar las instalaciones de la casa hogar en Morelia ahora que sabían que allí estaba invertido la mayor parte del dinero recibido como donación, tenían 48 horas para desalojar ese lugar.

Todas las pruebas estaban en contra de Pablo, en cada noticiero se dejaba una pequeña nota sobre el empresario y el blanqueamiento de dinero que le había permitido hacerse una fortuna y un nombre en la industria, las medidas cautelares estaban ya dictadas y era solo cuestión de tiempo para que pisara la cárcel.

Tenía que decirle a Temo, pero no podía aún, se apretó el tabique nasal intentando calmar la jaqueca que empezaba a establecerse en su cabeza. Toda la mañana su equipo de trabajo en Morelia, estaba trabajando para conseguir un lugar en el que pudieran quedarse las personas que eran acogidas en la casa hogar alrededor de treinta adultos y diez niños, intentó darles directrices claras para que pudieran conseguir en el menor tiempo posible una nueva instalación provisional.

Buscando sitios en sus otros lugares y aldeas que pertenecían a la fundación, esto estaba siendo difícil porque no podía tomar sumas de dinero grande o que sé salieran de los presupuestos mensuales, nadie entendía que era prioridad darles alojamiento, si Temo lo sabía... mejor no completó la idea y suspiró profundo intentando calmarse.

Primero quería que salieran inmunes del proceso, para no preocuparlo. Temo tenía cosas más importantes en las que pensar, si le comunicaba los sucesos no podía hacer nada mientras duraran las investigaciones, simplemente le colocaría peso emocional que no necesitaba en el momento, Temo estaba preocupado por Thomy y bueno él también lo estaba.

Sentía la ansiedad correr como hormigas por su piel y la acidez recorrer su estómago al saber que Temo y Thomy estarían en ese momento visitado al cardiólogo pediátrico, uno de los mejores del país y no podía acompañarlos, tenía que estar allí y velar porque el procedimiento fuera limpio.

Fuera de la mirada de Temo, también observó a Thomy con cuidado buscando cualquier signo que lo alertara de algo, pero no encontró nada diferente en él, o quería creer que no había nada diferente. Amaba a ese niño con cada pedacito de su corazón.

Deseo de Cumpleaños [MATEMO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora