Prólogo

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Publicado Originalmente: 28 de Junio del 2021

El comienzo de una trilogía compuesta por las trillizas Hiltmoose. Conozcan a Nina Evans, la mayor de las hermanas y con una personalidad bastante alocada y despreocupada. Como adoro a esta niña, aunque no concuerde todo el tiempo con ella.

 Como adoro a esta niña, aunque no concuerde todo el tiempo con ella

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—Nina... —cerró los ojos forzando que las lágrimas se mantuvieran en su lugar.  Suficiente humillación ya tenía como para ponerse a llorar.  Su nombre se había escapado de sus labios como veneno.  El dolor que estaba sintiendo era aún peor al ver a su familia allí.  Observándolo todo.

Fabrizio mantenía en alto la pequeña caja dorada aún abierta.  El delicado anillo resplandecía en toda la habitación.  Es como si hubiese sido hecho para ella.  Los latidos de su corazón fueron traicioneros.  Estaban deseando recibir el anillo con todo su corazón.

Eso sería volver a caer en el mismo bucle de hace tres años.  Y no... no tropezará con la misma piedra dos veces.

Se lo debía a ella.  Se lo debía a él.

—Todo el mundo está esperando una respuesta —murmuró Fabrizio.

Podía ver el temblor en sus manos y sonrió con ironía.  Él realmente estaba muy seguro de su respuesta.  Observó las miradas de sus amigos, de su familia, de cada persona que estaba allí esperando a que ella respondiese la famosa frase de «si acepto».

No podía soportar sentir todas las expectativas altas.  Toda la seguridad de ellos ante su respuesta evidente.  No podía soportarlo más.

Fingir felicidad, eso es lo que dictaba su cerebro.  Es lo que se supone que haga para que su abuelo esté bien.  Para que esa humillación no caiga sobre sus hombros.

Sus ojos se encontraron con los de Walden.  La seriedad de su mirada la hacía sentir aún más inquieta.  Su preocupación era genuina.  Era la única persona que de seguro sabía su respuesta.

O al menos la respuesta que deseaba dar.

Una lágrima traicionera escapó de sus ojos.  Y de forma lenta movió su rostro negativamente.

—Amor, no es tarde para nosotros —dijo con voz suave—. Puedo esperar tu respuesta toda la noche.

Nina sonrió con desdén.

—Quizás nunca debió existir un nosotros —soltó con voz seca y las lágrimas cubriendo su rostro—. Mi respuesta es no, Fabrizio Russo.

Les dio la espalda a todos los invitados, a todos sus amigos.  Salió de esa habitación sintiendo que se asfixiaba.  Que todo se desmoronaba ante sus ojos haciéndose añicos.

¿Qué iba a hacer?

¿Qué iba a hacer?

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Cómplices Del Destino (Trillizas Hiltmoose Parte 1 y 2) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora