CAPÍTULO II

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Freya Medvédev

-¡Señorita Medvédev! -escuché aquel llamado con esa voz tan ronca y particular que solo hizo que mi piel se erice.

Me encuentro en los pasillos de la universidad, es hora libre para maestros por lo tanto me encuentro hablando por móvil y caminando de un lado a otro mientras mis tacones me acompañan con un ruido suave.

-¡Freya! -gritó esta vez, me gire como el exorcista al oír que no me llamo formalmente sino como me llamaría cualquier hombre fuera del horario escolar.

Colgué la llamada -¿Qué se le ofrece señor Smirnov? -pregunte mirándolo con enojo.

-Se me ofrece que respondas cuando te llamo, y responde a la primera por favor-este hombre me saca de mis casillas.

-Mira Maxim, si no quieres que patee tu trasero sin importar que seas mi alumno deja de acosarme, deja de seguir y deja de llamarme por mi nombre. Para ti soy la señorita Medvédev, maestra de educación sexual. Vete al salón que en dos minutos comienza mi clase -con ello camino hacia el salón de maestros enojada, hecha una furia.

No soporto las personas que intenta controlarme o dominarme, soy alguien independiente que no tolera las ordenes, de nadie. Y menos de un estudiante de cuarta. Escuche rumores sobre Maxim Smirnov, de hecho de todos los que alguna vez tuvieron aquel apellido. Maxim es prácticamente el dueño de toda la universidad y me atrevo a decir que el dueño de toda Rusia.

Maxim paga cada beca de este establecimiento, sus donaciones son de millones y millones de rublos rusos. En fin, es un adinerado que se cree que todo gira entorno a él y su apellido.

-¡Freya! -grita nuevamente y me detengo en seco.

-¡Que me dejes de llamar así carajo!

-¡Yo te llamo como se me da la puta gana! -se acerca peligrosamente hacia mi-. ¿O debo explicártelo con mi polla dentro de ti?

Trago en seco con los ojos como un búho, ¿Qué dijo? ¿A que se refiere? ¿Sera inapropiado decir "si a todo"? Claro que es inapropiado Freya, ubícate es tu alumno.

Él sonríe ladinamente - ¿Te comieron la lengua las pirañas, cariño? -rodé los ojos.

-Punto uno: No me tutee señor Smirnov. Punto dos: Le he dicho que deje de llamarme por mi nombre. Punto tres: Vaya y busque su ficha de alumno, le pondré cuatro represarías para que aprenda a quien debe respetar -ni se inmuto, di un paso al frente- Yo soy la maestra, tú el alumno. Yo mando, tú no, no tenemos el mismo nivel académicamente. Soy tu profesora y me respetas como tal ¿Así o más claro señor Smirnov?

Toma mi brazo y me guía dentro de un armario de limpieza, forcejeo con furia pero no logro salir de su agarre.

-Lo que me queda malditamente claro a mi es que usted no sabe a quién desafía, no coquetee con la muerte señorita Medvédev. -intento hablar pero coloca un dedo en mis labios-. Deje de tener complejos de bati chica y escúcheme.

Guardo silencio aun con su dedo en mis labios - Se todo de ti, te investigue desde el día uno en que te vi bajar de tu carro. Incumpliste las normas, tienes veinticinco años, eres modelo, fotógrafa y maestra, pero aquello no es más raro de todo, sino que no hay otro tipo de información de usted, ni quienes fueron sus padres, ni su fecha de nacimiento, nada. Absolutamente nada, su reporte esta vacío. Dígame señorita Medvédev, ¿Quién es usted?

Lo miro seria -Tu peor pesadilla si no me sueltas en este instante.

Carcajea y me acerca a su cuerpo pegando nuestras pelvis, si tan solo alguien me viera de esta forma con mi alumno toda mi carrera se iría por el retrete, todo por lo que luché y por lo que amo se desvanecería sin más. Lo empujo y mi mano viaja a su mejilla dándole una fuerte cachetada que de seguro le dejará marca.

Smirnov  [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora