NO ME TENGAS MIEDO. (KOOKMIN).

Primer beso.

Ya tenía 15 años, la prueba de sangre resultó positiva para Omega, al igual que la de Taehyung, ya estaba en preparatoria, definitivamente el uniforme era bello, más que el de la secundaria, pero era obvio que quedaría bien en mi.

Cómo era de imaginar también recibí un regalo por parte de aquel hombre, está vez fue un collar, desde que aquél hombre me había dado esa pulsera más regalos llegaron a mis manos, cuando salí de la secundaria un gran ramo de rosas apareció en mi mesa, todos en el salón estaban facinados por aquel arreglo, pero yo sentía asco.

Aquel hombre ya no aparecía mucho por la cafetería y eso me tranquilizó, pero un día iba solo de camino a la escuela ya que Taehyung había salido más temprano aquel día, era por qué sabía que Hoseok siempre llegaba antes de que las clases empezarán, dijo que era el día para confesarle sus sentimientos, tenía mucha suerte de que también hubiera entrado a la misma escuela, por esa razón tuve que ir solo en todo el camino pero de pronto un auto se cruzó en mi camino.

Era un auto negro con cristales polarizados, me dio miedo ya que salió de la nada justo cuando iba ha cruzar la calle.

La puerta del auto fue abierta como haciendo una invitación para que yo entrará, mire hacia todos lados pero por dónde yo viva todavía no habían personas en las calles y no pasaba ningún auto, no podía simplemente salir corriendo tenía miedo de que pasara algo si lo hacía.

Definitivamente no entraría, no lo haría creo que la persona dentro del auto lo supo así que él decidió salir.

Del auto salió aquel hombre de la cafetería, por cierto ahora que lo pensaba no sabía su nombre, sabía que era él por qué ya había visto ese auto antes y por qué la puerta que fue abierta fue la de la parte trasera y cuando era su acompañante siempre salia de la parte del copiloto.

Vestía un traje negro muy elegante y zapatos del mismo color, quedaban perfecto con su color de ojos, él solo verlo me ponía la piel de gallina.

- Sí que eres difícil. - Dijo acomodando la corbata. - ¿Te gusto el collar?

Me había dado ese collar hace unas semanas, era muy caro y muy fino, me había regalo también chocolates, ropa y joyas, jamás me puse ningúno de esos regalos.

- S-Señor... ¿Porque me da todo eso? - no había tenido la oportunidad de preguntarlo ya que casi nunca lo veía.

- ¿No es obvio? - Se rió un poco. - Es por qué quiero complacerte.

- ¿Complacerme? - Lleve mi mano a mi pecho. - Lo siento señor pero no puedo seguir aceptando sus obsequios, me incomodan mucho.

Me había costado mucho decir eso, pero tome mucho valor.

- ¿No son de tu agrado? Lo siento, pero no sé cuáles son tus gustos. - Se acercó a él. - Tal vez si nos conocemos pueda saberlo.

- ¡No se acerque! - Dio unos pasos hacia atrás. - Por favor...

Se detuvo ante mi petición, parecía algo molesto, pero no dijo nada solo me sonrió.

- Es ilegal que usted trate de conquistarme, sé que hace todo esto por esa razón. - Estaba algo molesto pero muy asustado.

- Espero y cambies de opinión. - Reviso la hora en su reloj. - Tengo que irme, no sabrás de mi en un tiempo ya que tengo asuntos que atender.

Hizo una pequeña reverencia y subio a su auto, dejándome con las piernas temblando, su sola presencia hacia que mi cuerpo se sintiera tan pequeño.

Por su culpa se me había hecho tarde así que corrí lo más rápido que pude hasta la parada del autobús.

Todo el día estuve pensando en lo que aquel hombre me había dicho, como podía siquiera pensar que yo le correspondería, sí yo quisiera lo podría meter a la cárcel, pero ciertamente me daba tanto miedo.