Ubicación.

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Estaba temblando. Sus lágrimas ardían y su boca se sentía seca.

— Después de eso me aleje para que mi posición no corriera riesgo, mi padre murió unos años después y yo me volví Jefe. — Suspiro. — Realmente quería que Jeen fuera mío, pero al final no lo logré. Aunque me conformo con saber que su hijo siempre les recordara una parte de mi.

— N-No... Jungkook no puede tener...

— ¿Mi sangre? ¿Mi aroma? ¿Mis rasgos? — Acarició su rostro. — Es así Jimin... El chico al que amas no es nada más y nada menos que eso. Mi sangre.

— Él no es como tú... Jamás lo sería.

— Es verdad jamás lo sería, él no es un verdadero Alfa. Pense que mi hermano lo educaría de la misma forma que nuestro padre, pero él también era débil. — Se alejo de él y camino de regreso a dónde antes estaba sentado. — Sabes, cuando supe que posiblemente estabas embarazado quise arrancarte la cabeza junto con ese idiota de mi sobrino. Estaba tan celoso.

Jimin tembló por eso.

— Pero sentí un gran alivio; alivio de no tener que matarte o de sacarte con mis propias manos esa cosa. Pero también odiaba la idea de que murieras, no podía perderte después de creer por tantos años el que realmente habias muerto. También me sorprende el que no te hayas suicidado, eso hace ver qué no eres débil; no eres débil como aquél Omega.

— ¿Aquel Omega? — Susurró pero logro escucharse.

— Si. Aquel Omega que tenía un aroma dulce y rostro bello, aún puedo sentir su miedo. — Sonrió. — Me gustó, pero no me atrapo como lo hiciste tú. Se hizo el difícil, odio eso aunque es divertido. Al final hizo lo que hizo y dejo una patética carta que salió en las noticias.

Jimin pensó en aquel día que veía las noticias.

— ¿Fuiste tú? — Lo miro con odio y miedo. — ¿Tú le hiciste eso?

— Si.

— Eres un maldito... ¿Por qué hacer algo tan horrible? ¿Por qué?

— Yo siempre tomo lo que quiero. Sin importar nada. — Rió. — ¿Tienes hambre? — Cambio totalmente el tema. — ¿Qué quieres comer? Te daré lo que quieras, todo lo que pidas, solo tienes que pedirlo.

Sentía que podía desmayarse al no saber de Jungkook.

— Quiero a Jungkook...

— ¿Jungkook? — Recordó dónde estaba. — Ah. Lo siento cariño. — Camino hasta él. — Él no podrá acompañarnos a cenar.

— ¡¿Dónde está?! — Enseñó sus dientes. Pensar que algo malo le había pasado le hacía unir fuerzas. — ¡Te juro que si le hiciste algo!

Su cabello fue sujetado y tirado hacia atrás.

— ¡No te atrevas a levántame la voz otra vez! — Sujeto su cuello. — Ya te dejé coger con él muchas veces, deje que te tocará, y eso ya es suficiente. — Lo apretó con más fuerza lo que lo hizo quejarse. — Mi amor. — Lamió sus labios. Jimin solo los apretó para no sentir aquello. — No me hagas lastimarte.

Lo soltó.

— Si no quieres que le pase algo malo a tu amado; será mejor que te portes bien conmigo.

— Lo odio... Quisiera matarlo...

— Ay Jimin. — Suspiro. — Lo sé.

Le dió la espalda y salió de la habitación.

Sus manos temblaban. Miro a todos lados en busca de algo que pudiera ayudarlo pero nada era útil.

Llevo sus dedos a sus labios los cuales le dolían. Siguió llorando.

NO ME TENGAS MIEDO. (KOOKMIN).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora