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En el reino de Luz, el pequeño Syaoran despertó con alegría por haber tenido un sueño en el que creyó ver a la princesa Sakura. No la conocía en persona todavía.
El anciano con el que vivía le contó sobre la leyenda, preparándolo para ser un candidato a desposarse con ella. Los niños que se postulaban, para distinguirse del resto se colgaban cascabeles al cuello, piernas o brazos. Solía pasar que se burlaran de ellos o simplemente no los elegían para jugar los demás niños. Syaoran estaba acostumbrado y no se dejaba abatir por ello. Lo único que le afectaba era el hecho de no estar con sus padres, quienes lo encargaron al cuidado del anciano, pues no habrían resistido la tentación de mimarlo cada que vieran su carita por allí. El anciano con el que vivía ni siquiera era un pariente.
Para cuando el sol se asomaba por el horizonte, Syaoran ya había aseado su habitación y preparado el desayuno. La comida consistía en leche caliente, pan untado con miel y una manzana.


-¿Qué festejamos hoy? –preguntó el anciano al ver su banquete.

-Saqué de mis ahorros –sonrió mostrando una tierna dentadura en la que faltaban dos dientes.



Escucharon gritos que venían de fuera, concentrándose en un semicírculo contra la puerta. El pequeño Syaoran se asomó por la ventana, vio las caras burlonas de los niños con piedras en las manos. Apenas distinguió por debajo del griterío el sonido de cascabeles que no eran los propios. Las piedras dieron contra la puerta o contra un niño que no alcanzaba a ver. Corrió a abrir y dejó pasar a la inocente víctima. La puerta se cerró detrás de él... que era más bien "ella".


-Ya estás a salvo.
La niña tenía varios raspones. Los cascabeles venían amarrados en sus dos coletas. Fuera de eso no había más. Sus verdes ojos veían a Syaoran como traspasándolo.

-Es igual a la princesa de mi sueño.

-Te elijo a ti –lo señaló en la frente al tiempo que caía desmayada.


Syaoran estuvo a punto de tocarla por evitar que cayera. Detuvo su mano a pocos milímetros. Casi enseguida hubo ruido de cascos, un golpe y la puerta estaba nuevamente abierta. La guardia real venía por la niña. Al presenciar la escena, señalaron a Syaoran. Acto seguido, él cayó rostro en tierra para reverenciar a la niña dormida, además de hablar para aclarar lo sucedido recientemente.
Cuando Sakura despertó, estaba nuevamente en su seguro castillo y un niño desconocido al lado de su lecho, que medio reverenciaba inclinando la cabeza.


-¿Quién eres?
-Princesa, prometo apegarme a sus órdenes y a conservarme puro. Mi nombre es Syaoran.

-¿Te he grabado mi sello?


El niño enderezó la cabeza, en su frente brillaba un círculo con una fuente de luz dibujada al centro.



Ese año, por decreto real, se habían hecho reunir a los candidatos en el castillo. Las lecciones y entrenamientos se realizaban al aire libre, en el jardín que llamaban "de las Delicias" Por el corredor que lo dividía, solía pasar la princesa escoltada por sus doncellas y solo en ese momento los jóvenes candidatos podían verla y viceversa. En especial, ella se complacía en buscar con los ojos a Syaoran, el que solía hacerle las más exageradas reverencias. Si lograba verlo, lo saludaba con su formidable sonrisa.


Día con día se levantaba temprano, iniciaba con ayudar a los sirvientes del castillo a las diferentes labores, ya fuera de limpieza, siembra, cosecha, cuidar de los caballos, etc. Hasta que era llamado para unirse a los demás para recibir las enseñanzas básicas pero sobre todo para ser ilustrado en las artes de combate y guerra.

Con el paso de los años se volvía cada vez más fuerte. Aunado al tiempo, fueron disminuyendo los candidatos a la princesa, al no soportar el duro régimen de estar apartados del resto de personas o por la fatiga de los entrenamientos.
Syaoran quedó solo al cumplir los catorce. El maestro con el que solía practicar el uso de la espada, llegó a comprender que acababa de ser superado por su alumno; el jovencito esgrimaba de forma certera y poderosa al grado de dejarlo acorralado.


-Desde mañana, te enseñará alguien mejor que yo para seguir entrenándote. Ponte tus mejores ropas para ésta noche, están por llegar la princesa del reino aliado de Fuego y su candidato.

Luz y FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora