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Mientras tanto, las princesas eran transportadas en carruajes especiales como tipo celda. Tras la pequeña ventanilla alcanzan a distinguir apenas una parte de todo el ejército que les escolta a lo que será su nuevo hogar.
Sakura del reino de Fuego presiente que ya no hay nada más qué hacer, su candidato no se ve por ninguna parte y lo más seguro es que ya esté muerto, de acuerdo con lo que se rumorea entre los soldados del enemigo. Se levanta la falda del incómodo vestido y retira de su liga una pequeña daga. Sabe bien lo que tiene qué hacer en caso de que todo saliera mal.
-¡No lo hagas!
Del carruaje contiguo, viene la voz de la noble Sakura del reino de Luz.
-¡Princesa del reino de Fuego! ¡Aún no es tiempo de darse por vencida! ¡Confíe en ellos, confíe en que están con bien! Hemos esperado tanto tiempo y ellos han trabajado día y noche muy duro, así que no pueden haberles derrotado tan fácilmente. Usted conoce mejor que yo a su candidato, sabe lo fuerte que es, él nunca la abandonaría a su suerte.
-Espero que tengas razón, pequeña –la otra Sakura dejó caer de sus manos temblorosas la daga. El suicidio no se llevó a término-. Esperaré un poco más-a este punto sus ojos se humedecían-. Encontraremos la forma de huir... Syaoran vendrá por mí.
-Syaoran vendrá por mí –susurró a su vez la otra también.

Para suerte de los rescatadores, en su camino encontraron a una larga caravana de gente que viajaba en busca de mejores tierras en las cuales ofrecer sus artes circenses.
Les dieron alcance justo cuando iban discutiendo al maestro Fay y Kurogane el por qué ellos no habían movido un dedo por evitar que se robaran a las princesas. El maestro Kurogane inició con su explicación:
-Como dijo el muchacho, las princesas están seguras por ahora hasta mañana al aparecer el primer rayo de sol. Adivinamos bien que sería el más interesado en las princesas nuestro mayor enemigo, los del reino del "Cerezo" –luego desvió la mirada- el plan es ser nosotros quienes las raptemos, no al revés, para gastar menos fuerza y no arriesgar a mis hombres.
-Hemos planeado una forma de entrar en el castillo de nuestro enemigo, sin ser siquiera notados. Nuestros amigos llegan justo a tiempo, ¿no Kurogane? –voltea a verlo y aquél contesta con un gruñido.
-El resto fue idea de él, no la mía, que quede claro.
Los Syaoran se miran entre ellos con cara de "¿Qué se traen entre manos?" El maestro Fay pregunta un par de cosas a una mujer y ella le señala el frente de la procesión.
-Se lo agradezco mucho.
Él se dirige con paso firme al punto señalado luego de decirle al grupo que lo siga. Se encuentra con un viejo amigo suyo, pues parecen entenderse a la perfección. Hablan aparte un rato y se ríen entre los dos mirando y señalando a los dos candidatos. Se dan un apretón de manos y el hombre ordena algo a su sirviente. El maestro Fay vuelve y adelanta lo siguiente:
-Para ocasiones especiales, hay que vestir de la forma apropiada. Empuja a los Syaoran a un carruaje. El sirviente llega con una entrega para cada uno.
-¿En serio tenemos que usar... esto? –pregunta boquiabierto Syaoran del reino de Luz.
-De lo contrario no nos darán transporte, pues no es gratis. Ellos van al mismo rumbo y ahora apresurarán la marcha.
-De acuerdo –dijo sencillamente el otro Syaoran, sin objeción.
-¿Y usted, maestro Fay?
-También tenemos nuestros disfraces, ¿no Kuro-sama?
-Sin comentarios, acepto porque no usaré faldas...
-¿Queeé? ¿Y por qué nosotros tenemos que usar esto? ¡No es justo! –reclamó nuevamente abochornado Syaoran del reino de luz.
-Porque... se les verá bien XD

Luz y FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora