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Lo primero: salir ilesos de esa fortaleza, que por lo que habían alcanzado a ver era inmensa, llena de murallas internas y soldados armados hasta los dientes poblando cada punto importante y estratégico, no solo en el castillo sino en el reino entero. Y... al abrirse la puerta de la habitación en que se encontraba la otra princesa, el candidato elegido por el reino del Cerezo alcanzó a exclamar al ver al interior:
-¡¿Cómo te atreves a tocar a mi princesa?! –por detrás de él el rey entró alarmado, descubre que la "hermosa" doncella del "acto" era en realidad un muchacho: pero eso le sorprende poco en comparación a la escena: el muchacho está prácticamente sobre la princesa, los rostros estrechamente cercanos lo mismo que sus cuerpos, mientras ve un rastro de sangre sobre sus prendas, piensa en lo peor **
-¡Maldito! –el muchacho del reino enemigo desenvaina la espada en un arranque de furia -¡Has vuelto impura a "la promesa" del don de fuego! ¡Y a tan pocas horas del amanecer!
El rey no se queda a ver el desenlace de los eventos, sale inmediatamente de la habitación, el caso de la princesa de Fuego está perdido, pero todavía queda la otra muchacha. Entra de golpe a la otra estancia, encolerizado y no creyendo lo que está ocurriendo. Respira aliviado al ver que el otro sospechoso bufón está a una distancia respetuosa de la princesa. ¡Pero su sorpresa es mayúscula al notar que ellos miran al otro candidato que está tomado de las manos con una sirvienta. En otras palabras, él ha dejado de ser un candidato a la princesa del reino de Luz.
Quizá era esa la única y última oportunidad que tuviera para escapar, mientras el rey pronunciaba algunas órdenes sobre intrusos y farsantes, a Syaoran le vino a la cabeza como iluminado por un rayo de luz. Primero arrojó su insufrible calzado y en un movimiento rápido acorraló al rey contra la pared y el filo de su espada.
-Si aprecia su vida y sus súbditos al igual, las órdenes correctas son dejarnos salir con las princesas en un buen carruaje, con sus mejores caballos y sin ponernos un dedo encima. ¿Fui claro?
Su mirada era mucho más amenazadora que las palabras.
Dejarlos ir con las princesas, sí, pero eso incluía también liberar a ciertas personas.
-Y esto incluye liberar por igual a mis padres de su celda y a mi hermano retirarlo de su servicio.
Se movilizaron entonces, la prisa era evidente pues había que regresar a casa, aunque de hecho se encontrara en el lugar que había nacido... le resultó extraño ese pensamiento. Syaoran del reino de Fuego ya les esperaba a la puerta con su princesa detrás. Kurogane había entrado a ayudarlo a retener al otro candidato. El grupo fue dirigido nuevamente por Watanuki con la captura del rey por escudo pudieron llegar al lugar en que tenían prisioneros a los padres de los Syaoran y de allí se dirigían hacia las afueras del reino, no sin olvidar dar una generosa recompensa monetaria a los amigos de Fay que aceptaron de buena gana, de parte del rey capturado.
-De haber sabido que sería así de sencillo, no me hubiera entrenado tan duro todo este tiempo –decía Syaoran de buen humor cuando atravezaban las puertas principales de la última muralla a todo galope. El otro Syaoran lo miró con el ceño fruncido.
-Esto todavía no ha terminado, no ha hecho más que comenzar –advirtió.
-¿Cómo es posible que estén tan tranquilos después de haber vuelto impura a su propia princesa? –comentaba el rey, ya que comenzaba a aceptar que estaba derrotado, pero no había captado el motivo de aquel acto de desesperación.
-¿Y quién dice que la he tocado siquiera? –Volvió a enfadarse el joven candidato –he fingido apenas que así fue, quería conseguir que se desinteresara de mi princesa de una vez por todas y regresar a casa tranquilamente, pero mi hermanito se las ha arreglado bastante bien.
-Tu plan también fue bueno, aunque arriesgado –reconoció Sakura a su candidato.
-He de admitir que tuve una tentación muy grande que no supe cómo al fin he logrado contener –dicho esto por su Syaoran, el severo rostro de la princesa se ruborizó al recordarlo.
-Todavía no es tiempo de estar optimistas, hemos ganado solo una batalla –comenzó a decirles Fay– pero la guerra aún no. Para colmo, tener al rey como prisionero ya no será útil al llegar a casa. Otros reinos, otros guerreros también están allí, todos combatiendo en espera de nuestra llegada y ser los únicos que nos doblegarán con la víctima inocente de nuestra gente.
Syaoran del reino de Luz apresuró a su caballo a ir más deprisa, ante las palabras del maestro Fay la sonrisa de antes se desvaneció por completo.
-¡Ah! Y otra cosa, también de suma importancia...
Fay comentó algo que las princesas estaban a punto de reclamarles a sus héroes y candidatos, a lo que ellos de solo escucharlo se dieron cuenta de que lo habían pensado muy poco y hasta prácticamente olvidado debido a la prisa de rescatar a sus princesas. Lo dejaron en claro en esa sola exclamación:
-¿QUEEÉ?
Estaban perdidos. Aunque el día llegara, no había forma de usar a su favor los dones de las princesas por ese solo y único inconveniente que era:
(xD Es evidente, así que no lo diré. Jojojo)

Nota marcada con:** Para dar a entender un poco de antigüedad en la historia, quise traer un viejo mito sobre la virginidad, en la que se creía que en la primera <relación> existía sangrado. Si en verdad la mujer era virgen, podía demostrarlo de esa forma y en algunos casos hasta se mostraba la sábana manchada. Actualmente no se considera tan forzosamente, aunque pudiera suceder. >.< Se vale corregirme si me equivoco.

Luz y FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora