Veinte

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Varios días después Samuel se atrevió a visitar a Marcos en el hospital, aunque no le haya dado esa paliza estaba aliviado de que todo por fin estaba terminando. Lo único que no entiende es que quien pudo haber hecho una cosa así.

Cuando Marcos abrió los ojos lo primero con que se encontró fue Samuel.

-¿Tu?

-Agradece a dios que soy yo quien ves y no a policía.

Marcos se ríe sarcástico.

-No te ríes.

-¿Qué me vas a hacer? ¿No te basta con la paliza que recibí?

-¿Quién te hico esto?

Marcos parecía sincero, Samuel pudiera notar en la cara preocupación.

-No lo sé.

-¿No viste a nadie?

-Diría que eres tú, pero...

-¡Pero no fui yo!

-Debe ser que la Carlita por fin decidió hacerme pagar por cómo me comporte con ella, se hace la santa y luego...

Samuel le toma por la pijama que llevaba, le mira con ganas de golpearlo de misma manera que ya alguien se encargo de hacer.

-No vas a volver hablar de ella, no vas a mencionarla, no vas a mirarla y te largaras lejos de aquí cuanto antes, ¿vale?

Le suelta y empieza andar por la habitación, no entendía quien lo hico y Marcos tampoco le ayudaba.

-¿Por qué sigues con ese empeño de descubrir quien fue?

-Escúchame, da igual quien fue, estoy curioso pero lo que más importa es que te largas de aquí en cuanto salgas de hospital.

-¿Por qué?

-¿No me has escuchado?

Marcos vuelve reírse.

-¿Carla me tiene miedo?

-¡No le menciones!

-¿Me tiene miedo?

-Si.

-¿Qué pasara conmigo?

-Cuando terminas con recuperación vas a volver a verla, le pedirás perdón, le rogaras por el perdón y luego yo llamare la policía para denunciarte por tratar abusar de ella.

-Entre ella y yo no paso nada.

-Porque no pudiste hacer nada.

-Vale.

-¿Estás de acuerdo?

-Si – dice con malas ganas

-Vaya mierda de persona que eres, no mereces ni vivir, eres una porquería.

-Ya te dije que está bien, no tienes porque andar insultándome.

-El insulto es lo poco, te mereces mucho más, más que esta paliza.

Al terminar con su visita, Samuel se fue para encontrarse con Carla, le menciono todo el asunto y le juraba que no fue el. En esas alturas todos sospechaban de el porque tenía ganas de matarlo y sin saber que la otra persona que lo hico se encuentra muy de cerca.

-Mi amor...

Samuel le saluda, le abraza.

-¿Dónde estabas?

-¿Sabes que no fui yo, verdad?

-Te creo.

-Menos mal.

-¿Pero, porque estas tan nervioso?

-Fui a verlo.

-Joder... ¿Por qué te metes en estas movidas, Samuel?

-Tenía que hacerlo.

-¿Y qué lograste con eso?

-Escúchame...

Samuel acaricia su mejilla, estaba dispuesto a defenderle de todo y todos, ya estaba cumpliendo con esa promesa.

-Quería saber si había visto a alguien, pero...

-¿Pero qué?

-El no sabe quien lo hico.

-Samuel, por favor... no te metes en esto, yo tampoco me meteré.

-Vale, te prometo.

Carla le abrazo fuertemente, saber que todo está bien y que Samuel no tiene culpa de nada le hace sentirse mejor y prometerle que jamás dudare de él.

-Por fin toda esta pesadilla terminara – murmura Carla

-Por fin.

Después de apartarse, Carla se dedica a acariciar mejilla de Samuel, le mira con mucha dulcera, se siente muy protegida.

-Te amo, Carla.

-Y yo te amo.

Ambos juntan las frentes, se besan apasionadamente antes de empezar caminar hacia la casa de Carla, sabiendo que desde ahora todo estará bien.

Wicked gameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora