Veintiuno

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Desde que Marcos salió de vida de Carla ella no volvió saber nada mas de él, podía respirar tranquilamente y disfrutando en su relación con Samuel. Samuel seguía entrenando el boxeo y llegaron hasta el tercer año universitario cuando se convirtió en un gran campeón, aun no tenía claro si quería seguir carrera en boxeo o ser un experto en criminología, hasta el profesor lo que siempre quería hacer.

Carla siempre estaba allí para apoyarlo, en el fondo rogaba para que Samuel elija todo en vez del boxeo. Durante una pelea vio que ese deporte no es nada fácil y no le da garantía que terminara con vida, no quería verlo muerto.

-Hoy me despedí de todo el equipo – le informa

Carla se dedicaba a aprender cosas que nunca hacia, como cocinar por ejemplo. Ahora que su padre les compro un piso ella quería aprenderlo todo y ser una chica ejemplar.

-¿Eso significa que...?

-Si, he dejado el boxeo.

Carla no escondía su felicidad, saltaba en brazos de Samuel, abrazándolo y sintiendo paz.

-Lo hice por ti – suspira

Al apartarse de el, Carla le queda mirando, le estaba amando como nunca antes y eso le regala mucha alegría.

-Te amo – dijo

Carla no expresaba muchos sentimientos antes de empezar salir con Samuel, junto a él aprendió que es importante decir cómo se siente y saber que el también lo sabe.

-¿Qué hiciste hoy?

-Hice la tarea que tuvimos y también cocine algo.

-Mmmm... huele rico.

Samuel se acerco a la parte ocupada de la cocina donde Carla estaba haciendo el almuerzo.

-¿Qué es? – cuestiona

-Paella.

-¿Enserio?

Samuel se sorprendió, con muchas ganas quería probar la comida.

-Tu madre me conto que cuando eras niño salías comerlo como loco, por eso decidí prepararlo.

-¿Ella te dio la recepta?

Carla asintió con cabeza, a lo que Samuel sonríe.

La mama de Samuel se dedico en ayudarle con todo, hasta la cocina también ya que Beatriz no sabía mucho de esas cosas. Las dos familias estaban más unidas que nunca, hasta el padre de Samuel acepto la relación y ahora se ve más cercano a su hijo que antes.

-Quiero que aceptas algo – le dijo su padre después de un tiempo

Cuando ya estaba a punto de graduarse, su padre le entrego un regalo que su mama le tenía preparado.

-Tómalo, es todo tuyo.

Samuel baja mirada y miro un anillo.

-Papa, no puedo...

-Es de tu abuela.

Samuel reconocía el anillo, pero no entiende porque su padre le entregaba.

-¿Para qué me lo entregas?

-No tengo mucho dinero para comprarte algo lujoso, pero por lo menos que tomas esto y lo usas bien.

Samuel comprende lo que se esconde detrás de regalo de sus padres y eso le da un poco de miedo.

-Papa, yo nunca te pedí nada, por lo menos ahora el negocio va bien, eres muy reconocido con la tienda, ya estamos abriendo la otra en el centro y eso te basta.

Wicked gameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora