21. El dragón abre los ojos

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Más o menos la mitad de la Compañía caminaba a los pies de la montaña...¡Estaban ya tan cerca! Dellestar se mostraba algo reacia por la decisión tomada por Thorin: dejar a Kili en la ciudad del lago. Claramente su hermano se quedó con él junto con otros cuantos enanos. Dellestar iba a quedarse también, pero la llamada de la venganza (y muy a su pesar de dejar a Thorin solo) eran más fuertes. Debería darle asco que una simple venganza moviese más en ella que ayudar a un amigo que, posiblemente, moriría pero...¿Qué le iba a hacer? Ella no se consideraba una buena persona.

- Estamos tan cerca... - susurra Thorin con su vista clavada en las puertas de la montaña. La chica le coloca la mano en el hombro y él simplemente la atrae agarrándola de la cadera.

¿Qué había pasado entre Thorin y ella? De un día para otro cambiaban las cosas. Al principio se odiaban, luego pasaron a respetarse y, por último, estaban completamente enamorados. Bueno, enamorados es un decir ¿no? No es que a Dellestar le molestase, es solo que su misión era matarlo...

- Prosigamos - susurra aclarándose la garganta por sus oscuros pensamientos. No quería matar a Thorin, no quería.

Siguen andando por las grandes rocas que componían la ladera de la montaña. En un momento dado no saben cómo continuar hasta que el bueno de Bilbo encuentra unas escaleras ocultas, por las que siguen subiendo. Finalmente y a tiempo, llegan hasta donde debía estar la cerradura. Thorin se coloca con ojos brillantes frente a la pared de piedra que a Dellestar simplemente le parecía un trozo de montaña más.

- ¡Que todos cuantos dudaban de nosotros lamenten este día! - exclama con la llave en alto y un tono de voz lleno de orgullo.

El resto de enanos gritan de júbilo mientras que Dwalin se acercaba a la pared de piedra.

- Vamos, tenemos una llave. Eso significa que, en algún sitio, habrá una cerradura - comenta dando golpecitos con los nudillos sobre la piedra.

- La última luz del día de Durin brillará sobre el ojo de la cerradura - recita el rey enano observando el sol ocultarse.- Nori.

El joven enano obedece a su rey y comienza a dar golpecitos junto a Dwalin. Dellestar intercambiaba la mirada entre el sol y la pared de roca.

- Se nos va la luz... ¡Vamos!

Los dos enanos, cada vez más desesperados, golpeaban más y más fuerte pero nada pasaba.

- ¡Derribadla! - ordena Thorin y todos empiezan a dar golpes contra la roca. Dellestar decide dejar de observadles y clava su vista en el sol.

- ¡No funciona! - exclama Balin - Está cerrada. De nada sirve la fuerza. Una poderosa magia la protege.

Finalmente el sol termina por desaparecer en el horizonte.

- ¡No! - grita tristemente Thorin sacando el mapa - La última luz del día de Durin brillará sobre el ojo de la cerradura....eso es lo que dice - Dellestar no era capaz de soportar el tono lastimero del enano, pero no estaba para consolar gente. Una rabia hirviente y profunda crecía en su interior. -  Balin...¿Qué se nos escapa...?

- Ya no hay luz - es lo único que responde el anciano y el detonante de la ira de la chica, que hasta entonces había permanecido callada.

- ¡NO! ¡No pienso permitirlo! - se gira y empieza a pegarle patadas y puñetazos a la puerta - ¡No puedes hacerme esto! ¡Voy a entrar...PIENSO entrar! ¡Sal de ahí maldito cobarde! ¡Deja de encerrarte y ven aquí!

- Dellestar...vámonos. - susurra Nori

- Me niego a marcharme. ¡Pienso abrir esta puerta aunque me deje las manos! ¿Me oyes maldita lombriz escupe-fuego!? ¡Voy a por ti! - sus gritos era exagerados y los enanos comienzan a temer que esté presa ya de la locura.

Thorin tampoco estaba para rabietas inútiles. Le entrega el mapa a Bilbo y desaparece entre las rocas junto al resto.

- No es justo... - susurra la chica sentándose con los pies colgando en el vacío - No es justo...

Bilbo, mientras tanto, proseguío dándole vueltas al acertijo de la puerta. La última luz...la última luz...

En ese momento las nubes se apartan y la luna hace acto de presencia en el cielo, proyectando su luz contra la pared de piedra. Un zorzal empieza a picotear contra la roca.

- ¡La última luz! - exclama Bilbo.

- Se marchó ya - responde Dellestar cansada - deja de hacerte ilusiones.

- ¡Volved! ¡Es la luz de la última luna, la última luna del otoño! - la chica se gira rápidamente y observa la cerradura brillando en la pared de piedra.

Bilbo empieza a buscar la llave que Thorin tiró de rabia al suelo pero, por mala suerte, le da una patada sin querer y la llave se lanza contra el vacío. Dellestar da un salto para cogerla cuando un pie la pisa justo antes de que caiga. Thorin. El rey enano se agacha y la coge, levántandose lentamente con una sonrisa de niño en su cara. Era la primera vez que Dellestar disfrutaba de esa sonrisa, y esperaba que no fuese la última.

Introduce la llave en la cerradura, la gira y empuja fuertemente, abriendo una puerta que da a uno de los miles de pasadizos de la montaña.

- Érebor... -susurra entrando cuidadosamente, como si fuese un sueño que podía desaparecer en cualquier momento. A Balin se le caen algunas lágrimas de incredulidad. - Reconozco estos muros...estos pasillos...esta piedra. ¿Lo recuerdas Balin? Cámaras inundadas por la luz dorada.

- Lo recuerdo...

Poco a poco los enanos van entrando, uno a uno. Dellestar, sabiendo que no era su derecho, entra la última y permanece algo reacia. Temía que el dragón percibiese su olor. Aún así se termina acercando al rey enano y le abraza por detrás.

- Aquí yace el séptimo reino del pueblo de Durin - comienza a leer Glóin - que el corazón de la montaña una a todos los enanos en defensa de este hogar.

Thorin se gira sin previo aviso y le da un beso de felicidad a la chica, que se queda un poco sorprendida.

- ¿Qué es eso? - pregunta Bilbo señalando a un dibujo de la Piedra del Arca para evitar la incomodidad de la escena.

- Eso, señor saqueador, es por lo que estáis aquí - esponde Thorin alejándose de la chica.

Finalmente Bilbo y Balin entran en la montaña mientras que el resto de los enanos salen para evitar que el dragón les huela. Todos parecían realmente felices. El rey se sienta sobre una roca y la chica le gira, sentándose junto a él. No dicen nada, tan solo disfrutan del silencio. Thorin saca una pipa y comienza a fumar. Justo cuando los rayos de luz aparecen entre las montañas, un gran estruendo sacude la montaña y el rey enano se obliga a abrir los ojos y levantarse, buscando a Balin.

- ¿Eso es un terremoto? - pregunta Glóin

- Eso, amigos míos, es un dragón - responde el anciano y Dellestar sonríe con un brillo perverso en los ojos. Smaug se había despertado.

Entre montañas (Thorin) [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora