Dellestar no es que estuviese muy de acuerdo con la decisión tomada por Thorin pero tampoco quería intervenir. Le había costado demasiado ganarse la confianza del rey enano como para ahora echarla a perder por un caprichito. En cierta manera la chica estaba asombrada. Para poder entrar y coger las armas, los enanos habían hecho una escalera con sus cuerpos y, siguiendo un orden previamente pensada por Thorin, iban entrando uno a uno por una ventana.
- Te toca Dellestar.
Sale corriendo y entra, como el resto de enanos, por la ventana. Empiezan a coger armas. La chica coge una espada bastante afilada y se acerca al rey enano, que le entregaba las armas a Kili. El joven enano hace una mueca de dolor que no pasa desapercibida por Thorin.
- ¿Estás bien? - le pregunta algo preocupado.
- Claro que sí - responde testarudamente.
De repente el recuerdo de la flecha negra pasa fugazmente por la mente de Dellestar. El enano se va con las armas hacia la escalera mientras que Thorin gira su mirada hacia ella.
- Últimamente te pones pálida con facilidad...
- Thorin, ¿Tienes en cuenta que tu sobrino debería haber muerto hace lo menos cuatro horas?
- ¿Qué?
- Se me olvidó comentarlo...
Se escucha el sonido de las armas caer al suelo. Los enanos se asoman para descubrir a Kili tirado en el suelo. Los hombres entran poco después con sus armas en alto y los enanos no pueden hacer nada para evitar ser capturados. Los arrastran hasta el gobernador, un hombre gordo, feo y horrible. Dellestar le odia al instante, nota su codicia a kilómetros. O quizá su desagradable olor corporal, no estaba segura. Mientras su pueblo se moría de hambre, él engordaba. La chica decide no hacer caso a sus palabras y se dedica a pensar en el pobre Kili... ¿Cómo podía haberse olvidado de él? ¿Qué iba a hacer ahora? Ella no era capaz de curar una herida como esa....
De repente una anciana aparece entre la multitud y la señala.
- ¡Esa es la Fiera Ardiente! - exclama demayándose. La mirada de todos los presentes se gira hacia la chica que se muerde el labio inferior regalando una sonrisita.
- Y ese - aparece Barbo entre la multitud señalando a Thorin - Es el enano que nos va a llevar a todos a la perdición...¡Liberarán al dragón!
Thorin aparta a la chica y la pone tras él. Le dedica una mirada cansada como diciendo: ¿Por qué siempre nos pasan las cosas por tu culpa?
- Sí, soy el rey bajo la montaña. Estoy seguro de que la gente de la ciudad del lago aún recuerda las grandes riquezas que fluían por el río cuando Erebor estaba gobernado por los enanos.
- ¡No le escuchéis! - grita Bardo saliendo también de la multitud - ¡La furia del dragón caerá sobre nosotros! - Al ver la codicia reflejada en los rostros de sus vecinos decide utilizar su último recurso - Viene acompañado de la Fiera Ardiente.
- Eso ha sido un golpe bajo... -susurra la chica y sale al frente. No le hacía mucha gracia hacer frente a gente completamente atemorizada - bueno, quizá un poquito - pero piensa en Thorin y coge aire. - Creedme cuando os digo que no tengo intención de montar a lomos del dragón, tenéis mi palabra.
Empiezan a cuchichear entre ellos. Las leyendas decían que la Fiera Ardiente no podía faltar a su palabra, era imposible. Finalmente lo aceptan con aclamaciones hasta que el gobernador interviene.
- ¿Y cómo podemos confiar en su palabra? - pregunta mirando a Thorin de arriba a abajo.
- Puedo aseguraros que cumple su palabra - interviene Bilbo.
- ¡No! - Bardo se acerca a él y le mira a los ojos, cara a cara - No tenéis derecho.
- Si alguien lo tiene....soy yo - el rey enano le da la espalda y mira directamente al gobernador - Me dirijo a usted. ¿Queréis compartir las grandes riquezas de nuestro pueblo?
Se hace el silencio. Todos esperan espectantes una respuesta por parte del gobernador.
- A eso yo os digo...¡Bienvenido! - el pueblo comienza a aclamar - ¡Bienvenido, rey bajo la montaña!
Thorin, ante las aclamaciones de los hombres, sube unos escalones más y les da la cara, con su típica aura poderosa rodeándole. Dellestar se gira sin prestarle demasiada atención. Fili se acerca a ella y le posa la mano en el hombro.
- Uno se acaba acostumbrando... - susurra clavando su mirada en Thorin.
- No es eso - responde la chica negando suavemente - Me preocupa tu hermano... No sé cómo curarle... - se muerde el labio conteniendo las lágrimas.
- No te preocupes por Kili, es fuerte - la envuelve en sus brazos - No te tortures por no saber hacer algo...
- Tanto tiempo encerrada con esos bichos y no aprendí ni a curar una herida producida por sus flechas...
- Encontraremos la manera - le acaricia la mejilla con el revés de la mano cariñosamente. La chica le sonríe.
"Creo que no sabe lo grave que es la situación..."
- Mejor vamos a descansar Fili, mañana partiremos hacia Érebor - se aleja de él y se va con la mirada baja hacia ninguna parte.
Se queda sentada en la baranda de uno de los puentes mirando al agua tristemente. Mañana es el gran día. Observa el sol ocultarse tras la única montaña. Ahí dentro es donde ella debería estar, peleando con un dragón. Siente a alguien besándole el cuello y unas manos se ciernen sobre su cadera. No se gira, sino que sigue con la vista clavada en la montaña.
- Pronto estaré allí sentado, en un trono digno de un rey y rodeado de oro y plata...contigo.
- No sirvo para estar sentada en un trono - se gira por fin para encarar esos ojos azul marino penetrantes. El incidente de los barriles le había hecho abrir los ojos a una realidad: Thorin sentía algo por ella. Y ella estaba dispuesta a aceptar esos sentimientos,
- Puedes probar... - aparta la mirada - ¿Crees que mi sobrino debe acompañarnos?
- No. Está muy mal, ya te he dicho que no debería estar vivo...no puedo hacer nada por él.
- Creo que exageras. Están de fiesta, levanta esa cara y anímate.
- Qué mejor manera de prepararse para encararse a la muerte que bebiendo una cerveza - rueda los ojos y se deja arrastrar por el rey enano.
- Por cierto, no te vuelvas a acercar tanto a Fili - Dellestar suelta una risita divertida mientras niega con la cabeza y olvida por unos segundos todas las preocupaciones.
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Entre montañas (Thorin) [COMPLETADA]
Fiksi PenggemarVenganza. Durante 60 años eso era lo que le importaba a Dellestar: matar al único ser que alguna vez amó. Para ello se enfrascará en la Compañía de Thorin Escudo de Roble en un intento desesperado por llegar hasta Erebor. ¿Conseguirá su objetivo o s...