17. ¿Dos enanos caben en un barril?

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La chica se aparta rápidamente del elfo para mirar a los enanos, descubriendo a un Thorin no muy contento con la manga levantada hasta el codo y con aire de querer matar a cierto elfo rubio, que le miraba con una sonrisita de superioridad. Dellestar solo podía pensar en una palabra.

Genial

¡Genial! Como el enano se acercase demasiado al elfo, los encerrarían en los calabozos y no tendrían posibilidad de salir. El resto de la Compañía, a excepción de Balin, no movían ni un pelo para deterner al enano, todo lo contrario, les parecía maravilloso. Claramente el anciano no era capaz de detenerle así que Dellestar tiene que colocarse entre los reyes para que la fiesta no acabase en un charco de sangre.

- Y bien rey bajo la montaña...¿Estás disfrutando de la fiesta? - pregunta primero Thranduil conteniendo una carcajada.

- Vamos a ver Thorin... ¿Por qué narices te pones así? - la chica se cruza de brazos.

- ¿AHORA LE DEFIENDES? - grita rojo de ira.

- Se está comportando amablemente - mira al elfo de manera acusadora al decir esa palabra - Con nosotros. No es razón para que te pongas hecho una fiera. Creo que deberías irte y descansar un poco.

El rey enano se queda unos segundos mirándola, pasando de la más profunda ira a una tristeza que parecía recorrerle todo el cuerpo.

- ¿Acaso le prefieres a él? - pregunta con un tono indiferente, aunque sus ojos le traicionaban.

Dellestar pensaba que esa tristeza se debía a su supuesta "traición" y no era capaz de entender lo que realmente pasaba en la mente y, sobre todo, el corazón del enano. Tenía en cuenta que si lo negaba, Thranduil cancelaría el trato y jamás llegarían a Erebor.

- Sí Thorin

El enano se queda unos segundos más observándola, notando cómo una punta del mejor acero se clavaba en su pecho. Sin nada más que decir y mirando durante unos segundos la sonrisa que Thranduil mostraba de oreja a oreja, se gira y camina hacia su habitación, desapareciendo por la esquina con la cabeza gacha, ya sin poder mantenerla más tiempo erguida. Uno a uno, el resto de los enanos le siguen, comenzando por Dwalin y terminando con Kili que, con pesadumbre, se despide de la elfa para ir a hablar con su tío. Dellestar, al verlos a todos desaparecer, se gira hacia el elfo con los ojos llameantes.

- Felicidades, acabas de conseguir que me tachen de traición.

- ¿En serio no eres capaz de verlo? - Thranduil se ríe - Te creía menos inocente...

- Deja de decir tonterías, debe sentirse realmente traicionado - suspira - Me voy a mi habitación. Como te atrevas a entrar te doy mi palabra de que acabarás siendo comida de araña ¿Entendido?

- Está bien, está bien... - acepta el elfo a sabiendas de que la palabra de la chica era un tema delicado y con el que no deseaba inmiscuirse - Que descanses. Yo tengo que lavarme la boca.

Dellestar se aleja de él bufando justo cuando ve a un soldado acercarse corriendo hacia el rey. A modo de venganza, se queda escondida en la esquina y utiliza su oído de felino para escuchar la conversación.

- Mi señor Thranduil... ya no podemos detener a las arañas. Cada vez están más cerca...

- Bien. Cerrad las fronteras por la mañana. No deseo que nada entre ni salga de este reino.

- ¿Y los enanos?

- Soy paciente y sé esperar...100 años es un mero suspiro en la vida de un elfo.... - sonríe complacido - Mañana encerradlos en las mazmorras, incluyendo a la chica. No quiero levantarme con un hacha en el estómago.

Entre montañas (Thorin) [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora