Entre montañas (Thorin) [COMPLETADA]

26. Mithrandir decide aparecer

Sale de Erebor prácticamente lanzando maldiciones y dejando a un pobre Fili inquieto y desorientado. ¿Cómo se atrevía ese tedioso enano arrogante y malnacido a siquiera dirigirle la palabra? Le da un fuerte puntapié a una piedra del camino que poco tenía que ver, lanzándola lejos. Mordiendose el labio por el dolor, se agarra el pie. Ajjj ¡Todo esto le estaba pasando por su culpa!

" Y porque eres...."

¡No! No pienso empezar otra vez a recriminarme a mi misma, ya tengo bastante. Posiblemente debí hacerle caso a Cemedur...¡Y a Azog ya de paso! Con la cabeza de Thorin rodando por el suelo no se atrevería a hablarme de ese modo, más que nada porque su cabeza...

- En fin... - susurra para detener a sus pensamientos, que ya empezaban a descarrilarse.

Sigue caminando hasta llegar a la antigua ciudad de Esgaroth, donde se sienta en uno de los balcones de una casa abandonada. Necesitaba pensar...Pero claro, los dioses no podía ser tan descondescendientes con ella como para dejarla pensar tranquila. ¡Ahora tenían que llegar los supervivientes de la ciudad del lago a arruinar su meditación y sus sueños de ahogar a Thorin!

Observa a Bardo al principio de la compañía y sus ojos brillan con un resplandor astuto. Posiblemente se asentasen allí y no tardarían en descubrirla. Decide empezar ella la conversación para perder la menor dignidad posible.

- Bardo...¿Qué tal? - el hombre, sorprendido, saca su arco y apunta a la chica, que le saludaba sonriente desde un balcón

- Tú...

- Yo. - baja del edificio en ruinas para quedarse cara a cara con "salvador del lago". - ¿Qué hacéis aquí?

- Venimos a pedirle a tu rey que nos entregue lo que nos prometió. Al menos lo suficiente para seguir adelante después de lo que ha hecho que recaiga sobre nosotros - Dellestar se aclara la garganta, no le gustaba el rumbo de la conversación. - ¿Escudo de Roble está vivo?

- Sí - ¡No! ¡Dentro de poco le haré retorcerse de dolor! y... - Al igual que el resto. Toda la Compañía ha sobrevivido.

Bardo se gira hacia el pueblo

- Acamparemos aquí esta noche. Encended hogueras y buscad cobijo donde podáis.

El hombre decide no dirigirle más la palabra, cosa que la chica lo agradece con fervor. Sube hasta el edificio más alto que encuentra y deja que sus pies cuelguen de la cornisa, observando la montaña con dolor en los ojos. Tenía la esperanza - aunque sonase muy egoísta por su parte - de que algún enano saliese de allí a por ella, a quedarse con ella.

Aparta esos pensamientos rápidamente, a sabiendas de que solo eran sueños. Ella no era nada para nadie, nunca lo había sido. Lo único que le correspondía era el título de "imbécil" por la simple idea de pensar que Thorin... Bah, no merecía la pena pensar en él. Para nada pensaría en su sonrisa sincera, en sus brazos haciéndola sentir querida y segura, en esos ojos en los que se perdería por horas...

No, definitivamente no pensaría en ese enano arrogante y encantador. Se acurruca en la fría piedra sin apartar los ojos de la montaña hasta que, lanzando un suspiro de dolor, se queda dormida.

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Cuando el sol incide directamente sobre su cara, parpadea varias veces. Menudo sueño extraño había tenido... Thorin la echaba de Erebor...un segundo ¡Realmente la había echado! Bueno, le había propuesto una elección estúpida. Se restriega la mano por la cara. Definitivamente le iba a costar superarlo. ¿Acaso podía tener más mala suerte?  Cuando sale en busca de Bardo para charlar amigablemente con él - no para sonsacarle nada, por supuesto - se encuentra con el hombre del lago sorprendido y un enorme ejército de elfos frente a él. La chica supone rápidamente quién era el señor de todos esos elfos y maldice por lo bajo. Sí, se podía tener más mala suerte.