Tener a Lara recostada sobre mi pecho es lo más gratificante del mundo, me encanta tenerla así y se me antoja siempre. Ella no es la típica chica exageradamente delgada y perfecta, no, ella tiene sus curvas y es algo bajita, no se parece a ninguna de mis ex y eso me encanta, sus ojos azules, sus labios, son cosas que me enloquecen y ni hablar de sus pechos de muerte.
—Deja de mirarme. —Suspira con los ojos cerrados. —Me vas a gastar.
—Tonta.
Ella se queda en silencio durante un tiempo, pienso que se ha quedado dormida pero luego abre las hermosas perlas que lleva por ojos. —Cuentame algo.
—Tenía miedo de tener sexo contigo. —Es lo primero que digo antes de ella suelte una carcajada y se incorpore, dejando sus pechos ante mis hambrientos ojos. Olvidé que había dicho.
—¿Y eso por qué? —Toma la sábana y castigando me se cubre con ella.
Ah ya recordé.
—Veamos, Lara, eres la hija de Superman, literalmente eres la mujer más poderosa en la tierra. —Veo como se sonroja. —Me daba pánico no complacerte con mi pene humano.
Ahora ríe con más fuerza aún, tengo que tapar sus boca para que se detenga, podrían escucharnos. —Pues te diré que hay veces que pienso que eso... —Señala mi miembro. —No es humano.
—Lo sé, lo he visto y te he visto perder la cabeza por eso. —Se sonroja nuevamente, pero vuelve a acostarse sobre mi pecho. —Y ya, hagamos silencio que Jen debe estar escuchando tras la puerta.
—¿Cómo fue conocer que tenías una hermana a los diez? — Su mano traza círculos en mi pecho.
—Esa es una larga historia.
AÑOS ATRÁS.
—Damien. —Escucho la voz de mi madre, y dejo a un lado mi katana. —Tenemos que hablar.
—Madre, ahora no tengo tiempo, en una hora debo entrenar con mi abuelo. —Me puse de pie.
Abuelo me castigará si llego tarde, y sus castigos son lo peor, además seré el futuro líder y debo dar el ejemplo.
Mi madre se arrodilla en el suelo para estar a mi altura, me gusta cuando hace eso, parece que me quiere, pero querés es de tontos un líder no puede querer, así que no la abrazo.
—Tú abuelo ha muerto.
¿Se supone que ahora seré el líder? ¿Se supone que debo llorar? No sé que hacer.
—Madre, ¿que debo hacer? —Si abuelo estuviese aquí, ya me hubiese golpeado, un líder nunca pregunta y siempre actúa por instinto.
Ella me mira con sus ojos cristalizados, creo que será la primera vez que llora, y me atrae a sus brazos, pero no la abrazo, tampoco me aparto.
—Debo llevarte con tu padre. —Dice pasando sus manos por mi rostro. —El te encaminará.
—¡No me puedes sacar de aquí! —Me alejo. —¡Ahora soy el demonio! Debo guiar la liga de los asesinos.
—Damien, tienes diez años. —Habla con fuerza. —No puedo dejar que malgaste tu vida, no si no es tu decisión.
—¿De que hablas?
—No solo eres el nieto del demonio, también eres hijo del murciélago. —Mi madre se pone de pie. —Debes conocer todas tus opciones antes de decidir cual escogerás.
—Esa frase era del abuelo.
—Pero nunca te dejó aplicarla, ahora que su sobra no está sobre ti, serás libre hijo mío.
...
Mi madre me describió la mansión Wayne de una forma exageradamente mal, es demasiado pequeña, y mi padre tampoco es tal alto como lo imaginaba, cosa que me encargo de dejarle bien en claro en cuanto lo veo.
Ya quiero volver a mi casa real, estos no están a la altura del Heredero de la Liga de las Sombras.
—Eres guapa. —Le digo a su esposa. —Caminas de una manera que indica que sabes luchar, pero tu equilibrio es fatal... Sin duda arquera.
—Bruce, ahorrate la prueba de ADN este niño es tuyo. — Respondió la mujer.
Mientras ellos se dedican a hablar sobre como presentarme a no se quien yo me dedico a mirar los diferentes tipos de armas que hay en las estanterías, deteniendome en lo que parece una absoluta mierda. —Esta no es la espada de Napoleón. —La tomo y la llevo a mi rodilla para romperla. —Es una muy mala imitación.
—¿Estás loco? —Mi supuesto padre toma los trozos y me dedica una mala mirada.
No le temo.
—Loco tu por exhibir tal baratija, la verdadera está en el cuartel del sur.
—¿Cómo sabes que aquella es la verdadera y no está? —La rubia trata de sonar inteligente pero ni al caso. —Porque el propio Napoleón se la dio a mi abuelo.
Llevo mis manos a mi espalda decepcionandome cada vez más por lo que veo. Parece una casa de pobres.
—¿Papi? —La voz de una niña me hace detenerme en seco. —¿Mami? ¿Quién es el?
Miro a la niña, debe ser un año menor que yo, rubia de ojos verdes y algo alta, bastante fea.
—Tú hermano. —Respondo ante de que ninguno de los dos tontos le mienta. —Mi madre drogó a nuestro padre tuvieron sexo y nací yo.—Los adultos me miran con los ojos muy abiertos. —¿Qué? odio las mentiras.
—¿Qué es drogal? —Pregunta abrazando su feo oso de peluche.
—Algo que sin duda harás cuando seas adolescente. —Respondo.
—¡Damien! —El hombre que donó su esperma para hacerme me regaña en lo que la mujer corre hacia su hija que en cambio corre hacia mi.
Casa de locos.
—No quiero dogalme. —Responde. —¿Me vas a cuidar?
—Supongo. —Me enojo de hombros ante de que la chica me envuelva en una abrazo.
—Te quiero hermano. —Miro al adulto esperando un castigo que nunca llega, así que en cambio abrazo a la niña rubia, siento como si bañara mi corazón con alguna hirviendo.
—Te presento a Osito.
Genial su oso se llama Osito.
Pero por alguna razón desconocida quiero abrazarle, así que le muestro una navaja que guardo en mi abrigo. —Es mi navaja.
—Cool. —Deja caer su oso. —¿Me enseñas?
Aunque la mujer y mi padre estén a punto de desmayarse, blandengues, sonrió hacia la chica y suelto.
—Claro... Hermana.
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Hola!!!! Primero que nada, amé escribir este capítulo, completo salió como el agua, el comienzo Dara, el pequeño vistazo a la infancia de Damien pero lo mejor de todo fue como se conocieron Damien y Jen esa fue mi parte favorita.
¿Cuál fue la de de ustedes?
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Aquí les dejo este hermoso gráfico hecho por debbie_cavill para que vean los rostros de los chicos de pequeños.
