Capítulo 92

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MIA

Después del ensayo con RBD (en el que ensayomos tanto las nuevas canciones que ya nos pasó el daddy de Robert como la canción que cantaremos en el concurso) yo quería ir a ver a Hope, así que eso hice, aunque ya fuera de noche no importaba.
Al estar afuera del cuarto giro la manija y abro la puerta.
Sebas está sentado con ella.
-Ah, perdón, no sabía que ibas a estar aquí.
Sonríe -No, no importa, es sólo que..., estar con ella me relaja ¿sabes?- asiento.
-A mi también- cierro la puerta. -¿Y qué estás leyendo ahora?- por lo que conozco a Sebas le gusta leer, más que a muchos de nuestra edad, y eso está haciendo ahora.
-Es- suspira y se ríe.
-¿Qué? ¿Tan malo es?
-No, no, pero probablemente te vas a reír.
-Si ya te ríes tú- nos reímos y me siento en el piso a su lado. Hope se levanta y se sube a mis piernas, comienzo a acariciarla.-Bueno ya dime.
-Está bien es... Romeo y Julieta- suelto una risita, pero de lo menos intencionada posible. -¿Lo ves?
-Perdón es que no sabía que leyera ese tipo de libros.
-Creo que no soy de un solo tipo.
-¿Y de qué trata? Bueno, si sé de que trata, más bien ¿de qué trata la parte en la que vas ahorita?
-Ah..., pues aunque no me lo creas voy en la parte del balcón.
-¿En la de «Oh Romeo, Romeo»?- nos reímos.
-Exacto, esa.
-¿Y si lo lees?- me voltea a ver. -Si bueno, a lo mejor se me hace interesante y lo leo.
-Pues si, si quieres- asiento y me acerco un poco más a él, recargo mi cabeza en su hombro.
-Te voy a leer lo que más me gustó de esa parte.
-Está bien.
-Bueno.
Lo que me leyó fue:
Bajo el balcón de Julieta (Romeo entra sin ser visto en el palacio de los Capuleto. Julieta aparece en una ventana)
Romeo:- ¡Silencio! ¿Qué resplandor se abre paso a través de aquella ventana? ¡Es el Oriente, y Julieta, el sol! ¡Surge, esplendente sol, y mata a la envidiosa luna, lánguida y pálida de sentimiento porque tú, su doncella, la has aventajado en hermosura! ¡No la sirvas, que es envidiosa! Su tocado de vestal es enfermizo y amarillento, y no son sino bufones los que lo usan, ¡Deséchalo! ¡Es mi vida, es mi amor el que aparece!… Habla… más nada se escucha; pero, ¿qué importa? ¡Hablan sus ojos; les responderé!…Soy demasiado atrevido. No es a mi a quien habla. Las más resplandecientes estrellas de todo el cielo, teniendo algún quehacer ruegan a sus ojos que brillen en sus esferas hasta su retorno. ¿Y si los ojos de ella estuvieran en el firmamento y las estrellas en su rostro? ¡El fulgor de sus mejillas avergonzaría a esos astros, como la luz del día a la de una lámpara! ¡Sus ojos lanzarían desde la bóveda celestial unos rayos tan claros a través de la región etérea, que cantarían las aves creyendo llegada la aurora!… ¡Mirad cómo apoya en su mano la mejilla! ¡Oh! ¡Mirad cómo apoya en su mano la mejilla! ¡Oh! ¡Quién fuera guante de esa mano para poder tocar esa mejilla!
En eso Julieta decía algo, así que me adelanté y yo dije primero:
-¡Ay de mi!- nos reímos.
Él siguió:
Romeo:- Habla. ¡Oh! ¡Habla otra vez ángel resplandeciente!… Porque esta noche apareces tan esplendorosa sobre mi cabeza como un alado mensajero celeste ante los ojos estáticos y maravillados de los mortales, que se inclinan hacia atrás para verle, cuando él cabalga sobre las tardas perezosas nubes y navega en el seno del aire.
Ahí to digo la parte de Julieta de nuevo:
-¡Oh Romeo, Romeo! ¿Por qué eres tú Romeo? Niega a tu padre y rehusa tu nombre; o, si no quieres, júrame tan sólo que me amas, y dejaré yo de ser una Capuleto.
-¿Continuaré oyéndola o le hablo ahora?
-¡Sólo tu nombre es mi enemigo! ¡Porque tú eres tú mismo, seas o no Montesco! ¿Qué es Montesco? No es ni mano, ni pie, ni brazo, ni rostro, ni parte alguna que pertenezca a un hombre. ¡Oh, sea otro nombre! ¿Qué hay en un nombre? ¡Lo que llamamos rosa exhalaría el mismo grato perfume con cualquiera otra denominación! De igual modo Romeo, aunque Romeo no se llamara, conservaría sin este título las raras perfecciones que atesora. ¡Romeo, rechaza tu nombre; y a cambio de ese nombre, que no forma parte de ti, tómame a mi toda entera!
-Te tomo la palabra. Llámame sólo “amor mío” y seré nuevamente bautizado. ¡Desde ahora mismo dejaré de ser Romeo!
-¿Quién eres tú, que así, envuelto en la noche, sorprendes de tal modo mis secretos?
-Básicamente sigo siendo yo- lo volteo a ver porque eso no seguía en el libro. -El mismo hombre que no puede dejar de pensar en ti cada segundo de cada día mi doncella.
-Ahí no decía eso.
-Lo sé, pero hubiera quedado muy bien ¿no lo crees?
-Ahora que lo pienso, puede que si, pero ¿cómo se te ha ocurrido?- cierra el libro y me sonríe.
-Porque era algo que yo ya pensaba, solo encontraba el momento adecuado de decirlo.
Ambos sonreímos, por un momento hay silencio absoluto y siento como comenzamos a acercarnos, pero es totalmente involuntario de mi parte, es  como cuando un imán atrae a una moneda, es inevitable que no lo haga.
Pero entonces el se detiene, y quedamos tan sólo a milímetros de distancia.
-¿Qué pasa?- agacha la cabeza, pero no como si se hubiera arrepentido de algo, sino más bien como si estuviera concentrado.
-¿Escuchaste eso?
-¿Escuchar qué?
-Shh.
-No me shushes.
-Escucha- me dice y ninguno de los dos dice nada. Al cabo de unos segundos lo escucho.
-Son pasos- le digo y asiente.
-No hables- pero como nada en vida puede ser fácil, en eso Hope suelta un ladrido.
Literalmente casi nunca ladra y lo tenía que hacer justo ahora. Vaya suerte.
-¿Hay alguien ahí?- dice alguien que estoy casi segura de que es Ramiro el prefecto. -Los escuché, salgan ya.
-¿Qué vamos a hacer?
-No sé- ambos empezamos a pensar en algo que pudiéramos hacer y en eso recuerdo la puerta que lleva a donde está la ropa sucia.
-Ahí- me levanto y la abro.
-¿Y eso a dónde lleva?
-A otro lado, y si tenemos suerte, abra algo que impedirá que nos demos un  buen golpe- suspira.
-Supongo que no tenemos otra opción. Iré yo primero, tú con Hope.
-¿Y todo esto?- me refiero a todas las cosas de Hope, su cama, sus pláticas, sus juguetes.
En eso comienzan a intentar abrir la puerta.
-Los escucho, abran ya o les irá peor.
-Si..., eh..., a ver- toma todas sus cosas y las pone todas sobre su cama. Después con una cobija gigante tapa todo. -Listo.
-Bueno.
-Déjame bajar- asiento, el se acomoda y se lanza. Lo pierdo de vista y solo le pregunto.
-¿Bien?
-Su, ven ya- alcanzo a escuchar a lo lejos.
Justo cuando me bajo yo con Hope, abren la puerta, por suerte si alcancé a hacerlo.
Ya cuando estamos los dos en el otro cuarto, el me dice:
-¿Y ahora?- en eso se escucha que alguien viene bajando por el conducto.
-Correr- le digo, bajamos a Hope al piso y gracias a Dios ya está bien, porque empezamos a correr y viene con nosotros, lo malo es que también el prefecto nos viene siguiendo.
Corremos casi media escuela y es increíble que ya todo estaba apagado y estaba completamente solo es decir, sabía que era de noche, no me había dado cuenta de cuánto.
No es hasta que por fin lo perdemos de vista que nos detenemos los tres y lo bueno es que fue en un buen lugar para ir directo a nuestros cuartos.
Y eso hacemos, caminamos lo más rápido que podemos, pero al mismo tiempo vamos recuperando la respiración y ya en el pasillo de mi cuarto él dice.
-Fue divertido- nos reímos. -Deberíamos repetirlo, hace mucho no sentía tanta adrenalina.
-Si..., bueno, creo que paso- Hope se acuesta junto a mi pie. -Y creo que ella también. Eso de huir de un prefecto no es mi cosa favorita- asiente.
-Bueno, eso si no tanto- se nota que aún intentamos recuperar del todo la normalidad en nuestra respiración.
En eso se escuchan de nuevo los gritos de alguien preguntando por nosotros (bueno,no saben que somos nosotros, o eso espero, pero están preguntando por alguien) y unos pasos bastante cercanos.
-Creo que mejor me voy.
-Si, yo también- apenas abro la puerta Hope entra corriendo.
-Supongo se quedará contigo- nos reímos.
-Creo que si.
-Te veo mañana entonces princess- me sonríe y le devuelvo el gesto. -Me despides de Hope, dile que también la veo mañana- asiento y me da un beso en la frente.
Comienza a alejarse -Adiós.
Se despide de mi con la mano y entro al cuarto, me acerco amo cama donde Hope ya estaba muy acostadota.
Me pongo rápido mi pijama y me acuesto, Hope se acurruca conmigo y nos cobijo a ambas.
Mis pensamientos divagaban entre que Sebas y yo estuvieron a punto de... Hacer algo y en lo que pueda pasar con Ramiro ¿se habrá dado cuenta? ¿Nos habrá visto?
Entre tanta cosa en mi cabeza, al final en lo que menos me doy cuenta ya estaba completamente dormida.

Rebelde 4ta Temporada: El Último Año En El Elite ¿Todo Será Igual? (En Pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora