Capítulo 4

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"Que llegue quien tenga que llegar, que se vaya quien se tenga que ir, que duela lo que tenga que doler... que pase lo que tenga que pasar"

-Mario Benedetti.

Caminamos por un ancho pasillo con cuadros de pinturas que no quise ni imaginar la absurda cantidad de dinero que costaban. Los tacones de la abuela de Stephan resonaban en el piso de porcelana pulida por delante de nosotros y la falda de su elegante vestido danzaba con cada paso. Salimos al patio interior de la casa que quedaba frente a la piscina y bajo una enorme cúpula de cristal había una mesa demasiado larga que, aunque no medía tres kilómetros sí que daba impresión. Toda la familia de Stephan estaba dispersa por la estancia. Algunos sentados en unos sofás de piel que quedaban al otro lado de la mesa frente a una chimenea moderna acristalada, otros estaban cerca de la mesa y otros frente a la piscina. Era una multitud de personas.

Stephan tomó mi mano con firmeza y nos llevó hasta los asientos frente a la chimenea donde estaba Mariano que nada más percibir nuestra llegada nos sonrió cálidamente.

—Hola de nuevo. —Mariano me estrechó en un cariño abrazo con esa hermosa sonrisa en su rostro. Tan distinto a su hijo— ¿Cómo está la futura madre de mis nietos? —Tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para que la sonrisa en mi rostro no desapareciera al instante.

—De maravilla. Tiene una familia bastante numerosa usted. —intenté cambiar de tema.

—Pues ya ves. Ven, te los voy a presentar. —me tomó por la otra mano libre y me llevó hasta una hermosa mujer de cabellos miel y ojos claros del mismo color, era indiscutiblemente hermosa.

—Esta es mi esposa, Bella. —sin embargo no tenía parecido alguno con Stephan por lo que sin poder evitarlo me giré a mirarlo para encontrarle aunque fuera algo en común con aquella hermosa señora.

—Mucho gusto, soy Bella. —me extendió la mano sonriendo. —Sé que te estas preguntando cómo es que Stephan no se parece a mí, pero eso lo dejaré para que te lo diga él. —al parecer esta familia era bastante intuitiva con las expresiones de la gente. Yo volví a girarme a Stephan para que me dijera algo al respecto, pero cuando fue a hablar una dulce voz lo interrumpió y al instante había una niña pequeña abrazada de sus piernas.

—¡Stephan! ¡Has venido! —la emoción en la voz de la pequeña era contagiosa.

Ella se volteó hacia mí y pude darme cuenta de que era idéntica a Bella. Stephan la levantó del suelo en sus brazos y le dio un cariñoso beso en el cachete. ¿Qué tenía esta casa que lo hacía ser diferente y lo ponía de tan buen humor? 

—¿Quién eres? —preguntó curiosa la pequeña desde los brazos de Stephan con el ceño fruncido.

—Soy Isabella ¿Y tú? —era imposible no sonreírle.

—Yo soy Stephany. —reí un poco porque obviamente el nombre era parecido al de Stephan sólo que de chica.

—Lindo nombre.

—¿Tú eres la novia de mi hermano? —preguntó esta vez inquieta la pequeña a lo que yo sonreí.

—Sí, soy la novia de tu hermano.

—¿Y te vas a casar con él?

—Bueno es un poco precipitado pensar en eso ya ¿no crees?—dije lo más dulce que me permitió el sabor amargo que aquella idea me producía.

Complicidad Frente A OtrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora