"Ya casi es hora de que empiece a dedicarte mi insomnio"
-Mario Benedetti.
—¿Qué ruido es ese?— pregunté desorientada.
Vi a Melani frente a mí rodar los ojos.
—Otra vez.
Estaba en el cuarto de Melani ayudándola a vestirse para la consulta a la que mamá la iba a llevar con el cardiólogo cuando una intensa bulla se escuchó desde abajo.
Ambas bajamos las escaleras corriendo hasta la sala y al llegar nos topamos a mi madre como una reverenda desquiciada dando brincos al ritmo de una escandalosa canción de heavy metal.
—No puedo creerlo— estaba consternada. Esto ya era el colmo.
Caminé pisando fuerte hasta el equipo de música y lo apagué de un manotazo.
—¿En serio mamá? ¿Heavy metal?— pregunté un tanto escandalizada mirándola de frente.
Ella hizo una mueca de disgusto y se sentó en el sofá.
—Necesito andar a la moda con las nuevas tendencias.— respondió inocente encogiéndose de hombros.
—¿A sí?— alcé las cejas con incredulidad— ¿Y desde cuándo escuchar heavy metal está de moda?— me tiré frustrada en el sofá frente a ella— Mamá, tienes cuarenta y cinco años, no eres una adolescente hormonal ¿vale?. Supéralo de una vez por todas.— intenté hacerla reflexionar.
—No lo puedo evitar Hera, tienes que aceptar a tu madre como es. Me gusta ser así. No quiero ser una madre amargada que esté todo el tiempo poniéndole prohibiciones a sus hijos ni la histérica esposa que esté todo el día pelando. Me encanta divertirme y lo sabes. No quiero cambiar.
Vale quizás te pasaste un poco.— reprochó mi conciencia.
Suspiré y me levanté del sofá para sentarme a su lado.
—Está bien lo siento.— dije un poco arrepentida y la abracé.
...
Bueno les tengo una muy buena noticia a todos— dije falsamente emocionada, no por mi trabajo, sino por la idea de mentirle a mi familia.
Ya eran pasadas las ocho de la noche y estábamos sentados en la mesa comiendo el postre.
Al escuchar aquello de inmediato todos concentraron su atención en mí.
—Espero que sea algo bueno —habló Melani— porque ya basta conque viva con la ignorante de Kaitlyn para que encima tenga que aguantar malas noticias.
—Ya cállate enana.— Kaitlyn rodó los ojos con aburrimiento y Melani le sacó la lengua.
—Es una buena noticia y es sobre mi empleo— me aclaré la garganta y crucé los dedos debajo de la mesa esperando que me creyeran.— Dejé el trabajo.— dije de sopetón.
—¿Qué?— todos hicieron coro.
—¿Cómo así Hera?— preguntó mi madre preocupada.— ¿Te despidieron o algo?
ESTÁS LEYENDO
Complicidad Frente A Otros
RomanceHera: Impulsiva, se dejaba llevar por las emociones hasta perder los estribos. Stephan: Calmado, imperturbable, siempre manteniendo la compostura. Hera: Vivía cómodamente. Stephan: La comodidad le sobraba. Hera: Quería estar con alguien que la h...