Capítulo 5

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"Mi táctica es ser franco y saber que sos franca y que no nos vendamos simulacros para que entre los dos no haya telón ni abismos"

-Mario Benedetti.

—Él...era el esposo de mi hermana mayor. —mis ojos no podían estar  más abiertos. No dije nada por lo que él continuó. —Nadie nunca supo en dónde se conocieron ni cómo, siempre que les preguntaban evadían el tema. Chloe, mi hermana, lo trajo a casa y lo presentó como su novio. Él nunca le agradó a nadie de mi familia, en especial a la abuela, ella tiene casi un don para percibir a las personas con malas intenciones. A Claus nunca le importó ser o no aceptado por la familia. Él y mi hermana se casaron casi a los meses de estar de novios, obviamente nadie estaba de acuerdo y mi padre echaba humos cada vez que le mencionaban algo de la boda. Cuando se casaron todos pensamos que él iba a sacar sus verdaderas garras, pero el muy cabrón se pasó tres años adulando a mi hermana y pretendiendo ser el esposo perfecto ante ella y ante la familia, pero luego comenzamos a notar cosas extrañas. Al principio mi hermana llegaba de la casa en la que vivían enfadada y nunca decía el porqué, luego comenzó con colorados en la piel que terminaban en moretones hasta que llegó el punto en que venía sangrando y golpeada. Mi familia ya no aguantó más y le pidieron una explicación porque ella nunca quería hablar. Nos dijo que Claus la había echo firmar unos documentos sin ella saber de qué eran, ya que estaba borracha, en dichos documentos mi hermana le pasaba todas sus acciones de la empresa a él, así como también todo lo que le pertenecía. Quisimos demandarlo obviamente, pero Chloe estaba tan destrozada pidiendo que no lo hicieran que mi familia desistió por respeto a ella. En estos momentos está en Italia tomando terapias para recuperarse de todo. Prometió que al volver las cosas iban a cambiar.
—La voz de Stephan se había tornado ronca del esfuerzo que estaba haciendo por aguantar las lágrimas, aunque seguía con su postura calmada. Aquello me había partido el corazón. —Por eso el día que te vi con él en el restaurante te llevé arrastras conmigo.

—Porque tienes miedo de que haga lo mismo con otra chica ¿no? —él asintió —Pues puedes estar tranquilo porque yo no tengo ninguna propiedad para que me quite, en todo caso me haría su esclava sexual. —reí tratando de animarlo y lo logré un poquito —Oye, entonces ¿tu padre no está enfermo?

—Sí lo está, todo es verdad sólo que el hecho de que te sacara de tu cita y te llevara a la fuerza conmigo no fue casualidad. —me observó sonriendo, me gustaba verlo sonreír— De hecho no iba a proponerte ningún contrato, pero comprendí que si no te tenía cerca Claus podía hacer lo que quisiera, como lo hizo al agredirte. —su expresión regresó y se puso serio otra vez —¿Ahora me contarás por qué te pusiste tan mal allá afuera?

—Algún día te lo contaré, aún no estoy preparada para hablar de ello. —me senté en el borde de la cama frente a él —¿Tienes una laptop por aquí? —me observó confuso y salió de la habitación para regresar al poco rato con una en sus manos.

—Aquí tienes.— me la extendió y yo la puse en mi regazo, la abrí y comencé a escribir en un documento —¿Qué haces exactamente?

—Una especie de contrato, sólo es porque necesitamos poner algunas reglas.—observé como  enarcó una ceja con cara de: ¿en serio? —Sí, como por ejemplo que tengas prohibido estar serio a mi lado. —el río esta vez con un poco más de ganas.

—¿Así está bien o más alto?

—No así está bien, tampoco queremos que sea demasiado obvio, sobre todo cuando no te hace ninguna gracia.

Complicidad Frente A OtrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora