Dos

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Harry movía sus piernas de un lado a otro en un signo de aburrimiento, estaba sentado en esa silla hace una hora, y ya había contado todas las rayas que había en el tapizado de la pared frente a él, había estado husmeando los papeles que estaban sobre el escritorio, había dado varias vueltas sobre la habitación mirando los estantes de libros y comiéndose una que otra galleta que aquella bruja de vestido verde le había dejado sobre un plato. Lo que si se había olvidado la bruja de dejarle era agua o algo para bajar las galletas que había comido.

El menor no podía salir de la habitación, le habían dicho que esperara ahí dentro que irían a hablar de su situación con el director del colegio. Harry suspiro realmente esperaba quedarse en ese enorme castillo, era mucho mejor que la casa de su tía, la cual ahora estaba vacía.

Cuando habían visto el cartel, Severus lo había incinerado en un momento de furia y había vuelto a ver a Harry, que tenía una sonrisa, la cual borró de su rostro antes de que el mago frente a él pudiera verla. En cambio puso su cara más miserable, fingiendo estar triste porque lo habian dejado abandonado. Cuando en realidad estaba bailando de alegría por dentro.

- ¿Que significa esto, Potter? -

- No lo sé -

Y al parecer su cara de miserable había logrado convencer a su profesor de que él no tenía idea dónde estaban sus parientes. Severus se había agarrado el puente de la nariz en un gesto de irritación y lo había incitado a salir de la sala.

- Busque sus cosas, Potter -

Harry subió las escaleras, fingiendo ir a buscar sus cosas y bajo al rato, y aunque su profesor sólo lo vio con su mochila no dijo nada. Ambos salieron de la casa y volvieron a aparecerse, esta vez, en dirección al Hogwarts. En donde ahora estaba Harry, habían llevado al chico al despacho de Mcgonagall para que esperara mientras ellos hablaban sobre que iban a hacer y quienes buscarían a los parientes del chico.

Harry volteó la cabeza cuando escucho la puerta abrirse y por ella entraron tres personas, Severus, que tenía un gesto de fastidio; la profesora de vestido verde, que lo miraba intensamente y a Harry no le gustaba esa mirada; y un viejo mago que lo miraba con curiosidad. Harry se removió inquieto por tener la mirada de los tres sobre él.

- Harry -

El viejo solo dijo su nombre y Harry no dijo nada, ambos se miraron pero Harry procuro no hacer contacto visual con él, había algo que le decía que no lo hiciera.

- Señor Potter, se quedará en el castillo hasta el comienzo de las clases, un elfo lo llevará a sus habitaciones provisionales -

Minerva le habló a Harry al ver que ambos magos no pensaban decir ni una sola palabra, llamó al elfo que habían llamado en el despacho del Director para que acomodará una habitación para Harry y le dijo que lo llevara a ella. Cuando Harry salió de la habitación siguiendo al elfo los tres adultos suspiraron, pensando en como iban a hacer para buscar nuevos tutores para el chico.

Harry, ignorando que ya no tenía en donde quedarse cuando terminaran las clases, solo camino detrás del elfo que lo llevó a una habitación en el primer piso. Custodiada por dos armaduras, Harry abrió la puerta de roble y miro desaparecer al elfo que le dijo que solo debía llamarlo por si necesitaba algo. Harry sonrió después de cerrar la puerta y se largó a reír histericamente, al fin estaba lejos de ellos. Después de tantos años estaba lejos de esa casa llena de maltratos e insultos, ahora era libre. O medianamente libre, porque ahora estaba bajo la vigilancia de magos y brujas. Pero ya tendría tiempo de pensar como escapar de aquí, tenia que llegar con su maestro, necesitaba seguir exorcizando y ayudando a los demás.

Harry tiro su mochila sobre la cama con doseles y saco de su bolsillo una bolsa de madera reducida que cuando toco su cama volvió a su tamaño normal. El menor desempaco todas las cosas que había comprado, se saco el ridículo conjunto que tenía puesto y se puso un pantalón de vestir de su talle con una camiseta manga larga de color negro. El ojiverde sostuvo su varita durante unos segundos antes de guardarla en la manga de su camiseta donde tenia un guarda varita que había comprado cuando fueron por su mochila y su baúl. También agarro su mochila vieja y una vez vaciada la tiro al un cesto de basura que habia junto a un escritorio donde había puesto sus libros, pergaminos, tintas y plumas.

ExorcistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora