Diecinueve

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Harry bufo fastidiado, escuchaba la voz taladrante de Granger siguiéndolo, tenia que apurarse si quería llegar a la clase de encantamientos y de paso deshacerse de la presencia de los dos Gryffindor's. Las clases habían iniciado de nuevo, el receso de navidad había terminado y los pasillos habían vuelto a ser tan ruidosos con la presencia de miles de estudiantes de nuevo. El ojiverde por un segundo se sintió aliviado del inicio de las clases, la rutina calmaba sus nervios, después de todo sus navidades no habían sido para nada tranquilas.

- ¡Harry, se lo prometiste al Director! -

Si, se lo había prometido al vejete, pero solo para que lo dejara en paz, no es que fuera a cumplir con lo que dijo.

Su mente viajo a la reunión que tuvo con el anciano el día de navidad en la tarde, la reunión con su profesor de pociones había terminado en cuanto el hombre dijo que conocía la presencia en la cabeza de Harry, más que nada porque habían pasado más tiempo del que pensaban juntos y Harry tenía su reunión con el director. Así que había quedado un conversación pendiente con su profesor.

De camino a la torre del Director había estado pensando en esa presencia, incluso sintiéndola levemente en su cabeza, en todo ese tiempo no se había dado cuenta de eso y ahora estaba taladrandole la cabeza. Harry se asusto cuando escuchó algo caerse, inhalo con fuerza al ver un hacha incrustada en el suelo por el que antes había pasado, por solo unos centímetros no le había dado a él. La armadura que se supone debería estar sosteniendo el hacha en alto estaba doblada por la mitad como si solo hubiera un pequeño error y se hubiera soltado algo en ella que hizo que se doblará de esa forma, pero las armaduras se sostenían en pie por magia así que era imposible que algo así sucediera.

Harry suspiro temblorosamente sintiendo el miedo subirle por la espalda, el pasillo estaba vacío y aun así se sentía observado, dio un paso para seguir caminando cuando la armadura frente a él dejó caer la espada entre sus manos, si no hubiera sido por sus reflejos esta le hubiera partido en dos. Harry miro el pasillo frente a él, había al menos tres armaduras más con filosas y pesadas armas en sus manos, detrás de él había dos más que en sus manos tenían amenazantes hachas en sus dedos de hierro.

¿Y ahora que?

Harry dio cuatro pasos rápidos de forma imprevista, la pesada masa con pinchos puntiagudos cayó detrás de él, demaciado lenta ante la agilidad del menor pero ahora el atacante sabía cual podía ser su próximo paso para sortear a las otras dos armaduras. Harry saco su varita y sin más hizo explotar a las dos armaduras restantes, apenas escucho los pasos detrás de él salió corriendo a toda velocidad dejando a su atacante atrás.

Posiblemente recibiría un castigo si se enteraban que había hecho explotar dos armaduras pero era mejor eso que dejarse atrapar por un loco que quería rebanarlo por la mitad.

Al llegar al séptimo piso dejo de escuchar los pasos detrás de él, Harry se sintió seguro, los estudiantes de la casa de Gryffindor habían sido los que más se habían quedado en el castillo, además de que en el mismo piso estaba el despacho de la profesora Mcgonagall y el Director. Su atacante no sería tan estúpido como para intentar hacer algo ahí. La estatua que custodiaba la entrada al despacho del Director se movió sin que Harry dijera una palabra. Harry no pensó en ese momento que necesitara una contraseña, simplemente desconocía ciertas cosas del castillo, porque si supiera que necesitaba una contraseña para entrar ahí Harry definitivamente hubiera sospechado algo.

Al subir toco la puerta e instantáneamente esta se abrió ante la voz del Director, al entrar se encontró con el viejo detrás de su escritorio y en este una bandeja con té y galletas. Claramente no comeria ni bebería nada de ahi por su propia seguridad, el viejo no parecía tan malo pero andaba muy sospechoso. Sobre todo con el tema del tercer piso, porque Harry sabía muy bien que aquellos dos Gryffindor's siempre iban a insistirle con el tema por orden del Director.

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