Doce

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Maratón 2/3.

- Realmente sería mejor tirarme de la torre de Astronomía -

- ¿Dijo algo, Señor Potter? -

Harry cerro la boca y terminó su flexión de brazos antes de contestar a Snape que lo miraba con una ceja alzada desde el cómodo sillón en donde estaba tomando té y leyendo un libro de algo que no alcanzaba a leer porque el sudor y el cansancio no le dejaban.

- No, señor -

- Entonces será mejor que termine esas 100 flexiones -

- Si, señor -

Y aunque Harry quiso decir maldito bastardo en lugar de señor, cerro su boca y continuo con las flexiones.

Estaban a fines de Octubre, con la celebración de Halloween para los hijos de muggle y mestizos, junto con Samhain para los sangre puras y algunos mestizos, a la vuelta de la esquina. Severus le había dado un libro con las tradiciones y rituales de Samhain que iban a hacer el 31 de octubre, la mayor parte de Slytherin estaba compuesto por sangre puras y mestizos así que era normal que la casa de Slytherin saliera durante el día a festejar a su manera lo que se había transformado en Halloween con el paso del tiempo. Harry estaba incluido en las celebraciones, aunque él no conociera ni un 1% del mundo magico y sus tradiciones, tendria que aprender y sumarse a sus compañeros aunque le causará repelús estar con tantas personas.

Severus había hecho lo que hacía anualmente con sus Slytherin's, una semana antes del 31 de octubre confeccionaban vinchas, máscaras o antifaces con piel de dragón, cuernos de todo tipo de animales y telas de todo tipo y colores para forrar las máscaras y antifaces. Con magia y a veces a mano confeccionaban lo que utilizarían para ir a donar abrigos en el orfanato de Hogsmeade por la llegada del invierno. Abrigos que ya no utilizaban o que hacían durante las vacaciones para Samhain.

A Harry no se le hizo difícil aprenderse las costumbres y fue buscando en las personas que conocieron a sus padres una foto de ellos para poner en el altar que estaban armando en la sala común de Slytherin, honrar a los muertos era típico de Samhain y aunque Harry no hubiera conocido tanto a sus padres como para extrañarlos o quererlos apreciaba el gesto que habían tenido dando sus vidas por él. Así que las velas y ofrendas para ambos Potter estarían frente a su foto sobre la chimenea de la sala común de Slytherin por parte de Harry.

Conforme pasaron los días, Harry pudo ver como los pasillos y el Comedor empezaban a ser decorados con motivos de Halloween, Harry se sintió como en una de esas películas que les había visto ver a sus tíos. Todo era naranja y negro, esqueletos, murciélagos, arañas y calabazas en cualquier parte del castillo y Pevees aprovechaba para hacer bromas a los alumnos y asustarlos. Mientras que en Slytherin todo era diferente, dentro de la sala común ya estaba listo el altar con las fotos de familiares a los que honrarían colocandoles manzanas y granadas, representando la muerte y la vida. Las vinchas, máscaras y antifaces estaban a punto de ser terminados, Harry había elegido hacer una vincha con unos pequeños cuernos, en cada uno de ellos tenía enredados ramitas de árbol con unos pequeños frutos secos, hojas verdes y una pequeña flor naranja. Incluso Harry tenía un atuendo adecuando, toda su vestimenta sería negra a excepción del detalle de un pañuelo naranja que iría bien acomodado en la solapa de su camisa. Los pañuelos y algunas flores naranjas con un encantamiento para preservarlos las había repartido Severus para todos sus alumnos en caso de que no tuvieran nada naranja para ponerse y Harry le había sacado discretamente de la caja que dejó sobre la mesa en la sala comun de Slytherin un pañuelo y una pequeña flor.

El 31 de octubre fue un día domingo, todos en Slytherin se levantaron temprano y se arreglaron adecuadamente para comenzar el día, Harry se baño y se colocó su vestimenta, se miró al espejo y por primera vez se vio como un niño guapo. La comida de Hogwarts que comia a diario, la dieta de pociones por su malnutrición que Pomfey le proveia y el ejercicio que le hacía hacer Snape en sus entrenamientos había ayudado a que Harry llenará sus ropas y ahora se viera como un niño normal y no como un esqueleto andante. Harry tomó su mochila que llevaría a la salida que tenían ese día, en ella estaba el abrigo que donarian al orfanato de Hogsmeade, su vincha y una bolsa de tela en donde guardaría las castañas y otros frutos que juntara en la excursión al bosque que harían.

ExorcistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora