Uno

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Harry suspiro antes de entrar al edificio, su maestro iba detrás de él, no hacía falta que nadie le guiara, escuchaba claramente las súplicas de aquella persona que había tenido la desgracia de ser poseída. Su maestro se adelantó dos pasos y le abrió la puerta de la que parecía la vieja cocina de ese edificio, Harry entro cauteloso a la habitación. En el suelo amarrado por varias líneas de runas de color dorado estaba un chico de cabello negro, alrededor de él estaban Luka y Nikholas que tenían toda su concentración en las lineas para poder retener al demonio que trataba de escapar del cuerpo que había poseído.

El chico volteó la cabeza de forma brusca cuando sintio a Harry, los ojos blancos, la forma burda que tenía su boca en una mueca de desesperación y los leves cuernos que estaban saliendole en la cabeza hubieran asustado a cualquiera, pero no a Harry, ya había dejado atrás los años de principiante en donde solo se asustaba viendo a un poseído de nivel 1.

El ojiverde se tomó su tiempo para sacarse los guantes blancos y la camiseta de manga larga que tenía puesta, quedándose solo en una remera de manga corta de color blanco. Harry se acercó lentamente a la figura que comenzaba a retorcerse intentando escapar, pero el chico solo puso su pie en su pecho para poder retenerlo.

- ¿Crees que puedes conmigo, maldito mocoso? -

Harry sonrio, el demonio sabía quién era, no hubiera intentado escapar si no lo supiera. El menor no contestó a la pregunta y solo extendió su mano para que le pasaran su cuaderno, cuando lo abrió sus ojos se volvieron amarillos y las páginas comenzaron a pasar de forma rápida para buscar el tipo de demonio. Cuando las hojas se detuvieron Harry volteó a ver y sonrio, era un demonio de nivel 3, categoría inframundo.

- Eres divertido sabes -

El poseido comenzó a rabiar ante las palabras de Harry y no pudo hacer mucho por escapar, el menor puso una rodilla en el pecho del chico y comenzó a recitar el ritual de exorcismo mientras entendía su brazo derecho en dirección a la cabeza del poseído. Todos sus tatuajes se iluminaron y una estrella de ocho puntas con un círculo alrededor y muchas runas grabadas apareció sobre la cabeza del chico que gritaba, cuando Harry susurro la última palabra todo se quedó en silencio y el cuerpo bajó el se quedo quieto y rígido.

- Ocupence del cuerpo -

Ante las palabras de su maestro, Luka y Nikholas asintieron, Harry se apartó del chico y solo vio como sus compañeros se llevaban el cuerpo inerte. Algo que odiaba de ser exorcista era que los poseídos nunca sobrevivían, no los que llevaban más de un día poseídos, incluso los que llevaban una o dos horas con el demonio adentro tenían graves consecuencias en su psiquis y no sobrevivían mucho. Harry se dedicaba a exorcizar demonios solo para que estos no hicieran más daño a los humanos, le daba lástima no poder salvar a los poseídos, pero nada podía hacer, sus mentes quedaban hecha puré por culpa de tener a un demonio dentro suyo.

Harry volvió a colocarse su camiseta de manga larga y sus guantes, y entrego a su maestro su cuaderno, aun no podía tenerlo siempre él, solo tenía derecho a usarlo cuando lo llamaban a exorcizar. Y Harry le frustraba porque cotidianamente veía a muchos poseídos de nivel 1, pero no podía hacer nada si no tenia su maldito cuaderno a mano.

- Un día vas poder tenerlo, Harry, solo tienes que esperar -

El maestro vio la cara de Harry cuando le entrego el cuaderno, él sabia que el chico quería exorcizar seguido porque veía caminar por su vecindario a poseídos de bajo rango, pero no podía poner al chico en riesgo, no sin destrozar la psiquis de su alumno. Harry solo asintió ante las palabras de su maestro y después de despedirse de él se dirigió a su casa, cuando llegó al patio vio a su primo que estaba con uno de sus amigos.

ExorcistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora