-¿Y bien?...-Pregunto tentativo disfrutando de su timidez.
-Yo... director Santillana...-Me intimida con su mirada y parece que lo disfruta.-Quiero disculparme por lo que sucedió en el restaurante...-Elevo una ceja seriamente y el me ve sin expresió...
El tío de Stefanía se rasca la nuca apenado, sabe que acaba de meter la pata y ya no hay vuelta atrás. Su sobrina lo sigue mirando esperando a que hable.
—¿Y bien?—Me cruzo de brazos.
—Coneja...—
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—¡Estoy molesta! No me llames coneja para persuadirme!—Señalé seriamente su cara.
—Está bien...—Suspiro rendido.—Aposté... y perdí el dinero de éste mes...—Suelta así sin más frotándose el rostro apenado.
—¿Que hiciste qué?—Parpadeo varias veces con mi boca abierta e incrédula por lo que escuché.
—Perdí el dinero para que ingreses al hospital...—La ve ahora con ojitos tristes.—Coneja...—Esquivó mi mano y pasa por mi lado con lágrimas silenciosas y me sentí mal.—Lo siento mi conejita...—Salí de casa a respirar.
Stefanía se derrumba a llorar en su pequeña habitación. Su tío Harry, el que la cuida desde que tiene seis años, rompió su promesa una vez más. Le había prometido dejar de jugar y apostar en los cacinos, pero resulta que una vez más falló. El dinero de su trabajo que prometió darle era su preingreso para el exámen final de enfermería. Ahora no sabe qué hacer para recaudar lo perdido.
¡¡Runnnn!! ¡¡Runnnn!!
Stefanía se giró para buscar su teléfono y es una llamada de su amiga Keila. Su mejor amiga de la infancia. Suspira profundamente para calmar sus sollozos y hablar calmadamente.
—Holis...—Murmura ronca.
—Amiii.. que te pasó?—Resopla molesta.—Tu tío Harry la hizo de nuevo no?—
