-¿Y bien?...-Pregunto tentativo disfrutando de su timidez.
-Yo... director Santillana...-Me intimida con su mirada y parece que lo disfruta.-Quiero disculparme por lo que sucedió en el restaurante...-Elevo una ceja seriamente y el me ve sin expresió...
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—Cuéntame. ¿cómo vas?—Nicolle tenía sus ojos ansiosos.
—Todo bien. Vine a lo acordado...—El hombre se sentó elegantemente cruzando sus largas piernas.
—Todo está aquí.—Saqué un maletín y abro.—Ésto es por las fotos...—Lanza un fajo de billetes.—Ésto es por el acoso periodista...—Otros fajos más.—Ésto es por la vigilancia...—Un último fajo y el hombre sonreía mientras los metía en su saco.—Ya sabes que hacer con lo último no...—El hombre asiente entre dientes y mirada diabólica.
—¿No la quieres viva cierto?—Nicolle asintió engreída.—Prepara la reseña del titular para cuando ella tenga el supuesto accidente...—Ríe con malicia y Nicolle lo hace mucho más complacida.
—Me encanta...—Muerde sus labios como si saboreara el mal.—Ésto es lo último que falta por hacerle a la estúpida enfermera de Stefanía. Pobre Álvaro... pobre bebé...—Hice un puchero.
—Ya luego serás su madrastra...—Agrega despreocupado.
—Lo sé... La hija de Álvaro será mi hija. Es tan hermosa...—Comenta sonriente y feliz.
—¿Sabes que eres una desquiciada mental?—Acaricia sus mejillas tiernamente.
—Claro que no señor Carter...—Me levanto despacio ante sus suaves caricias en mi rostro y me sostiene de la cintura íntimamente.—Que haces...—Quita botón por botón mi blusa, y la abre lentamente y se muerde los labios al verme sin brassier.
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—Cada vez estás más hermosa...—Susurra ronco devorando las nenas de Nicolle. Quitó su saco y ella le ayudó con la camisa. El hermoso torso desnudo del hombre ella lo devoraba apasionadamente con besos húmedos.—¡Ah! Nicolle...—Sostuvo su cabecita y le ayudó con su cabello mientras ella lamía su miembro.—¿Lo quieres ya?—Nicolle asintió y el la alza en sus caderas. Se sentó en el sofá y penetró su sexo de una vez.
—¡Ah! Fernando...—Murmuro excitada mientras cabalgo sobre su pene. Aprieta mi trasero y me ayuda a subir y bajar perfectamente por todo su enorme miembro.—¡Ah! Ah! que rico...—Se ve tan hermoso mientras suda y se sonroja en el sexo.
