CAPÍTULO 3 🌹

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Esa misma noche....

RESIDENCIA DE STEFANÍA.

Stefanía llegó a su casa con cansancio, después de todo hoy no fué un buen día y menos un buen comienzo en el hospital. Se dió una ducha caliente y puso su pijama, baja a la cocina y prepara una pequeña cena con lo poco que hay en la refrigeradora. ¡Cereal y leche!.

—Que desastre de día...—Froto mi entrecejo y tomo una cucharada de cereal.—Mi propio jefe me intimida, me acosa. ¡Quiere follarme! Oh Diosss...—Murmuro amargamente.—Keila está en el mismo hospital y no la pude ni ver. ¡Estúpido Álvaro!—Hago una queja revolviendo con furia el cereal.—¡Los papeles vuelan! Y segundo...—Suspiro cansada al recordar ese montón de sangre en el quirófano.—Que va a pasar conmigo...—Puse mi cabeza en la mesa y seguí revolviendo el cereal. Se me quitó el hambre.—Tío...—Se abren mis ojos cuando veo la hora y es tardísimo.—Ay no...—Palmeé mi frente.—Debes estar bebiendo de nuevo, apostando, jugando, o que sé yo...—Subo a mi habitación y me coloco un abrigo para esperarlo en la entrada.

—Subo a mi habitación y me coloco un abrigo para esperarlo en la entrada

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AL OTRO LADO...

DEPARTAMENTO DE ÁLVARO.

Nicolle yace abrazada en el pecho de Álvaro, dándole suaves y dulces caricias mientras el fuma y bebe su líquido ámbar. Los pensamientos de Álvaro se van hacia la pequeña Stefanía, cuando la vió entrar a su oficina, la acorraló y casi la besa. El tropiezo con los bendecidos carácter de ambos, y por último cuando corrió tras ella por quedar impactada en el quirófano. ¡Casi la besa! Y eso lo puso ansioso. Quizás no fuese Nicolle quién estuviera en sus brazos sino ella. ¡Stefanía Alarcón!.

—A dónde vas...—Álvaro se ha levantado de imprevisto.

—No tengo porqué darte explicaciones...—Responde cortante.

—¡Pero es tardísimo! Es la una de la madrugada...—Me tapo con la colcha.

Resopla sarcástico.

—Cuando regrese, no estés aquí...—Salgo así sin más, tomo las llaves de mi camioneta y paso al ascensor.

Álvaro aborda su camioneta, enciende de nuevo otro cigarrillo y se relaja mientras conduce por la todavía bulliciosa ciudad. Inconscientemente condujo sin darse cuenta hasta la residencia de Stefanía. Se detuvo a una cuadra y se quedó pensativo dentro del auto, sin embargo una pequeña bola en el corredor de la casa llama su atención.

—¿Stefanía?—Murmura sin dejar de ver a la casa.—Que hace allí. ¿A ésta hora?—Veo mi reloj y fruncí el ceño. ¡Dos de la madrugada!—¿Esperará a su novio?—Joder, debo oler a celos.

Stefanía seguía bostezando acurrucada y abrazada a sus piernas mientras está sentada en el pie de la escalera de su residencia. Se oyeron unos pasos y se puso nerviosa. Se levantó despacio pero luego se sentó de golpe.

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Enamorada del Doctor. ¿Jugamos muñeca?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora