Sólo faltaban dos semanas para que el curso llegara a su fin, la universidad se había convertido en una densa marea de alumnos que se esforzaban y luchaban al límite de sus cerebros y de su resistencia para poder sacar las mejores notas posibles,
los nervios estaban a flor de piel, prácticamente no se dormía, casi nadie tomaba descansos y después de las clases todas la bibliotecas se abarrotaban de estudiantes que se pasaban allí el resto del día.
Nadie bajaba a la cafetería, nadie salía a los jardines, y muchos habían optado por tomar despertium, aquellas grageas de tallo de despertina les mantendría sin sueño y muy espabilados durante casi setenta y dos horas, con un poco de café y buenas provisiones ricas en azúcares y grasas podían aguantar el ritmo brutal perfectamente, cuando se pasaba el efecto, volvían a tomar otra vez las grageas.
Era una visión increíble ver a cientos de alumnos en un silencio sepulcral, con la cabeza hundida en los libros horas y horas sin levantarse de las largas mesas de las bibliotecas, y era de esperar, a la gran mayoría la preocupación de no aprobar con las calificaciones adecuadas para pasar de curso les aterraba, Hogwarts University, era una oportunidad de oro, el que osara darse el lujo de ir allí a perder el tiempo era un insensato, no solo por el alto coste que significaba ingresar en la única universidad mágica, también por la importancia que implicaba el paso en ella, era un honor y gran motivo de orgullo para todos los familiares de cualquier joven. Equivalía a pulir un diamante en bruto, salir del colegio Hogwarts a Hogwarts University, significaba un sueño para muchos, pues recibirían una formación académica sin igual, de allí saldrían los mejores magos y brujas, los que en unos años dominarían y controlarían a su antojo, el mundo mágico.
El viernes por la tarde, contra su voluntad y llena de fastidio, Hermione tuvo que salir del campus hacia la mansión, Draco llegaría esa noche y ella, obligada a hacer el papel de buena esposa abnegada y cariñosa, debía estar allí para recibirle,
aunque era un poco temprano, nada más llegar se dio un baño y se arregló para bajar a cenar, al subir las escaleras se cruzó con Astoria que la ignoró y pasó de largo altiva y con fingida realeza, sin dedicarle una sola mirada, ya tenía veintidós semanas de embarazo, se fijó en su vientre, se notaba más abultado desde la ultima vez que se vieron, y ella no tenía intención de ocultarlo, lo lucía encantada y reverente, de hecho salía al centro todos los días con su madre y con Narcissa, metidas en el fastuoso y recargado carruaje de madera de rosas, a los mejores almacenes en donde podían elegir las telas más finas y elegantes para confeccionarle un vestuario cómodo y propio de su estado.
Cada día regresaban seguidas por las doncellas, que iban con una carga indecente de bolsas y cajas repletas de lujosos vestidos y zapatos, y hermosos complementos, otras veces solo compraban cosas para el niño, pero no por ello menos caras ni exclusivas, casi había terminado de decorar las habitaciones del bebé, según ella, solo faltaban algunos pocos detalles, pero que para ella tenían suma importancia, "su hijo era un príncipe".
Narcissa y Ágatha siempre le recalcaban que Draco descendía de la nobleza, tanto por los Malfoy como por los Black, por lo tanto, Astoria estaba completamente convencida de que daría a luz a un mismísimo príncipe, su papel como madre del pequeño y futura esposa de Draco era para ella una ardua y digna labor, que estaba deseosa por cumplir. Era su deseo, su sueño, su destino, y nada ni nadie podrían hacer nada por evitarlo, eso era lo que creía.
Terminó de peinarse sentada en la cómoda y acolchada silla frente al tocador y se puso unas gotas de fresco y dulce perfume, se levantó y se contempló en el antiguo y ovalado espejo, su aspecto era sencillo y ordenado, impecable, nada exuberante ni sinuoso, pero fino y elegante como marcaban las normas de la casa, su vientre aún liso y plano no revelaba su misterioso secreto, un secreto que por acuerdo entre ella y Harry, habría de guardar el máximo tiempo posible, al menos hasta que él hablase con Ginny y le confesara la realidad, una realidad que traería muchos cambios, posiblemente muy duros de asimilar, quizá demasiado.
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Enamorarse del enemigo
FanfictionÉsta historia comienza poco después de la gran batalla contra el Señor Tenebroso, la guerra ha finalizado, Voldemort y sus secuaces han sido derrotados, muchas vidas se han perdido en el camino, y el colegio Hogwarts, en ruinas, ha tenido que cerrar...