Como habían acordado con la dueña de la vivienda, Draco y Hermione firmaron el contrato de alquiler tres días después. Decidieron trasladarse enseguida, ya que tenían pocas pertenencias en la pensión, pagaron la cuenta y se marcharon de allí con tan sólo una maleta cada uno, y la cálida sensación de saber que llegaban a su nuevo hogar. Estaban deseando instalarse del todo, pero sabían que no podrían llevar a la nueva casa toda la mudanza que tenían guardada en sus cámaras de Gringotts, era demasiado, Draco había vendido la casa con cierta parte del mobiliario, pero el resto se lo había dejado a Hermione como parte de su indemnización. Ella había estado renuente a deshacerse de todo aquello, no había querido tocar nada porque tenía la esperanza de que en algún momento volverían a estar juntos y recuperarían la bonita vivienda que tanto le había gustado. Y aunque tristemente no les era posible comprarla de nuevo, estaba feliz de no haberse deshecho de ni un solo objeto, pensaba que ahorrarían lo suficiente durante algunos años y en cuanto tuvieran la posibilidad, regresarían a aquella zona residencial tan tranquila, que los había encandilado.
Lo que sí sacarían de las cámaras, era todo lo que era básico e iban a necesitar, y que no había en el nuevo espacio. Draco reía para sí, observando la buhardilla que le parecía diminuta, casi le parecía una de esas casitas de muñecas a tamaño real. Pero estaba alegre, sabía que por el momento no necesitaban nada más, una habitación medianamente amplia, un salón pequeñito en el que se encontraban al mismo tiempo la cocina, y el comedor, que no era otra cosa que una mesa redonda con dos sillas, aunque bien mantenidos, un baño en el que podrían meterse ambos en la bañera, cosa que Draco pensaba proponerle a Hermione, ésa misma noche. Y poco más...,
Era un lugar viejo, pero estaba bien cuidado, en cuanto sus cosas llegaran y comenzaran a hacer vida diaria, sería de lo más acogedor. Pequeño pero práctico, rodeado de comercios por todas partes y lo que era mejor, muy bien comunicado. Encontrar un lugar en el que vivir, a un precio razonable justo en el Callejón Diagon, era como encontrar una aguja en un pajar, y parecía que a Draco y a Hermione, empezaba a sonreírles la suerte.
Durante toda la mañana estuvieron de limpieza profunda, Hermione guío a Draco en todos los hechizos necesarios para que la casa quedara lo más limpia posible, antes de ponerse a trasladar enseres. Cuando vieron que ya era suficiente, hicieron un alto para almorzar, pero como no tenían nada allí, pensaron que si se daban prisa, podrían coger mesa en El Caldero Chorreante, el lugar estaba repleto de gente y solo encontraron sitio en una pequeña mesa del final del establecimiento, casi junto a las cocinas. No les importó el bullicio, ni el ir y venir de los meseros, ni tampoco la incomodidad por estar en la zona más transitada del local, estaban muertos de hambre, y les dolían los pies de estar en pie. Necesitaban descansar y tomar una comida caliente y abundante, ya que por la tarde estaba previsto el traslado de sus pertenencias de Gringotts, al nuevo hogar.
Draco se sorprendió cuando vio salir por la puerta a su amigo Rolf Scamander, el cuál se marchó hablando por teléfono, y revisando un mapa. Habían quedado en verse pronto, tenía ganas de presentárselo a Hermione, de todos los amigos que había tenido siempre, se podía decir que era el más decente, y también el más sensato. Sabía que a ella le caería bien. Quizá, cuando hubieran acabado de instalarse, lo llamaría para invitarlo a cenar.
Estuvieron toda esa tarde, armando y desarmando el orden en el que debía ir cada objeto en la vivienda como si de un puzzle se tratara, y es que contaban con tan poquísimo espacio, que no se habían dado cuenta de que casi no les cabía nada. Era una escena graciosa, porque en cuanto encajaban alguna cosa, las otras quedaban en desorden o no entraban donde debían, pero lejos de frustrarse, ése quebradero de cabeza los hacía reír. Acabaron la labor exhaustos, pero satisfechos de haber logrado acondicionar la buhardilla, de forma sencilla, pero agradable. Habían aprovechado todos los rincones posibles, y las paredes hasta el techo, para que todo estuviera perfectamente organizado, y el resultado había sido bastante bueno. Ya tenía el aspecto de un verdadero hogar habitado y confortable. Acabaron tan cansados que se dieron una ducha y se fueron a dormir, con el cansancio y el agotamiento físico, haciéndoles tal mella, que cayeron en el sueño profundo a los pocos minutos.
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Enamorarse del enemigo
FanfictionÉsta historia comienza poco después de la gran batalla contra el Señor Tenebroso, la guerra ha finalizado, Voldemort y sus secuaces han sido derrotados, muchas vidas se han perdido en el camino, y el colegio Hogwarts, en ruinas, ha tenido que cerrar...