Luna de miel

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La habitación está totalmente iluminada desde el alto techo por velas flotantes, Draco espera a que yo entre y cierra con llave, no me hace nada de gracia, se gira hacia mí y empieza a explicarme,

Ven, éste es el baño. Nuestro baño, como ves es para dos personas. Tu lavamanos es el de la derecha, y también la parte del mueble que hay debajo, hacia la izquierda está el vestidor, también lo compartimos, ahí dentro está toda tu ropa y toda la mía, todo lo que necesites para vestirte está ahí dentro. —Sale del baño y yo voy detrás de él— Éste es tu tocador, es solo para ti, todo lo que necesites para arreglarte lo encontraras en él, maquillaje..., joyas..., perfumes, todo. Y tu lado de la cama es el que está frente a tu tocador, o sea, el izquierdo, el derecho es el mío, y no es negociable, ésta habitación es para nosotros, y puedes usar absolutamente todo lo que hay en ella, todos los muebles y todo lo que creas oportuno. Por hoy creo que no necesitas saber más, puedes cambiarte de ropa en el vestidor cuando te apetezca, sólo que ésta vez lo voy a usar yo primero, ya que tú vas a tardar más desvistiéndote a causa de... ése vestido.

A pesar de la tenue luz de las velas parece una habitación muy bonita.

Justo a la derecha de la puerta está el enorme baño con su gran vestidor dentro, es como otra habitación repleta de ropa ordenada en armarios y estanterías, a la izquierda de la puerta como a un metro, hay una mesa redonda con dos cómodas sillas con altos respaldos, más adelante pegado a la pared está el tocador, con un enorme espejo redondo, y a unos pasos de él justo en frente, la cama, está cubierta por una especie de dosel de gruesa tela, que le da la impresión de carpa. A los pies de ésta, hay un largo chaislonge muy elegante, y a la derecha, junto al largo ventanal se ve una pequeña mesita con dos sillones. También a la derecha en mitad de la pared, hay una curiosa chimenea redonda, cerrada con una puerta también redonda de hierro blanco.

No se aprecia muy bien la habitación, pero parece realmente bonita, Draco ha entrado en el vestidor a cambiarse, observo la cama y no me puedo creer que Draco y yo nos vayamos a ver en pijama, pero eso es lo de menos, voy a dormir con él..., él tampoco parece cómodo con la idea de dormir conmigo, se le ve algo de disgusto en la cara.

Lo veo salir ya cambiado con su pijama y con una larga bata —Puedes cambiarte cuando quieras, —me dice secamente y sin mirarme.—

Abre las cortinas del dosel, se deshace de la bata y se mete en su lado de la cama, dudo un segundo y entro en el baño, me dirijo hacia el vestidor, y veo que la mitad del cuarto, de todo el lado izquierdo está repleto de cosas femeninas, se supone que es todo mío pero yo sólo lo pienso usar aquí, únicamente aquí.

Veo que está en mi lado el baúl en el que venía el vestido de novia, perfecto, empiezo quitándome la corona y guardándola en su cofre.

Quito todas las horquillas de plata de mi pelo y desengancho el delicado velo, lo pliego con cuidado varias veces, es larguísimo. Una vez bien enrollado lo guardo.

Desabrocho perla a perla de mis mangas desde mis muñecas hasta mis codos, ahora desabotono el camafeo justo debajo de mis pecho y me libero de la primera capa del vestido, con sumo cuidado la doblo simétricamente y la guardo.

Ahora quito la pulsera de mi mano derecha y la gargantilla, no sé dónde guardarlas, así que opto por meterlo todo en el cofre junto a la corona, meto las horquillas, la pulsera, la gargantilla, y los pendientes, ahora sólo me queda la última parte del vestido.

Trato de llegar al primer cierre de mi espalda pero no lo logro, lo intento por el último, pero es que no veo nada, realmente no sé lo que estoy haciendo, no sé cómo me lo han atado, trato de recordar, sé que fueron dos doncellas, y sé que se compone de cintas y corchetes, pero es que no encuentro ni las cintas ni los corchetes...,bueno..., paciencia.

Enamorarse del enemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora