Capítulo 14

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Severus se despertó de su profundo sueño, y cuando lo hizo se sobresaltó al ver a la persona menos esperada y deseada del mundo.
—Potter ¿Acaso me salvaste para matarme tú personalmente?.
—Para nada Severus, yo no tengo ni ganas ni intenciones de matarte, bueno, al menos que sea de placer—, le dijo con una sonrisa pícara.
El Slytherin sólo rodó los ojos, típico de Potter.
—¿A qué viniste?
—A saber como estabas.
—Cualquiera creería que me quieres, Potter—, dijo con burla y sarcasmo.
—Te quiero, pero debajo mío.
—Muy chistoso Potter, muy chistoso, tu objeto todavía sigue en el mundo de los vivos, ya te puedes retirar.
—Que mal educado eres.
Snape soltó un bufido.
—Aunque no lo creas, tuve una excelente educación por parte de mi madre.
—Tendríamos que comprobarlo—, le contestó en tono seductor.

—Vete al demonio, quiero dormir.
—Ok, pero vine a traerte esto, es tuyo—, y le tendió la carta y las fotos de la sala de los menesteres.
Él las agarró de su mano arrebatándoselas, y las pegó a su pecho, como si fueran sus bebés.
—Leíste la carta?.

No.
—Bueno, ya me entregaste esto, te puedes ir.
—Está bien, te dejaré descansar—, y acercándose le dio un beso en los labios, un beso casto, pero que dejó a Severus con su parte racional atontada—, buenas noches.
—Bu…buenas noches.
Antes de salir James se volteó.
—Y antes que se me olvide, lamento lo que pasó esta mañana, hablaré con Sirius para que las bromas cesen.
Y dicho esto se fue.
Atontado por lo que acababa de pasar, se quedó dormido con una sonrisa en los labios.

                           °•°•°•°•°
En la mañana se despertó, gracias a Poppy, que quería darle la medicina, al rato llegó Dumbledore, Mcgonagall y Slughorn a visitarlo.
—Buenos días, señor Snape, ¿Cómo amaneció?—, preguntó amablemente el director.
—Muy bien, gracias por preguntar.
—Bueno, iremos al grano—, dijo la subdirectora—, lamentamos la pérdida de su madre—, ante la mención de ese hecho él se colocó tenso—, y queríamos informarle que hoy se realizará el entierro.
—Y quisiéramos saber si ud va a asistir—, le dijo su jefe de casa.
—Por supuesto.
—Entonces debería alistarse—, dijo el director—, ah y por su bienestar y seguridad, debería ir con alguien.
—Giselle dijo que vendría conmigo.
—Lamentablemente no podrá ser, está castigada, y tiene prohibida cualquier salida—, le comunicó tajantemente la jefa de Gryffindor.
—¿Y cual es el motivo?
—Tuvo lo que podemos decir, un pequeño percance—, le contestó el director sin dar mucho detalle.
—¿Y Lucius?
—El joven Malfoy está ayudando con los preparativos del baile de Navidad.
—Y mis demás amigos no pueden ya que son menores de edad, y no pueden salir de la institución, ¿No puedo ir solo?, o ¿Con alguno de uds?.
—No, y nosotros tenemos que dar clases, sino tiene con quien ir, tendrá que quedarse aquí—, le dijo el profesor de pociones.
El Slytherin iba a dar una respuesta venenosa, pero una voz lo interrumpió.
—Yo puedo ir.
Todos se voltearon para ver al recién llegado.
—Está bien, Señor Potter, permiso concedido—, dijo el director con su sonrisa amable—, los veo a Ud y el señor Snape en 30 minutos en mi oficina—, y dicho eso se marchó, junto a su pequeña comitiva.
Snape estaba tenso, y con la mirada fulminaba al de lentes.
—¿Qué haces aquí?.
—Venía ver cómo estabas, y escuché que necesitabas ir a un sitio, y que no podías ir con tus amigos, ¿A dónde vamos?
—Al entierro de mi madre, así que si me permites, me voy a bañar—, y agarrando su ropa se metió al baño, aplicó un hechizo para mantenerla sellada, se pegó a la puerta y soltó un suspiro.
Que Merlín le diera fuerzas para pasar todo el día con James, esperaba que no le diera un infarto, ya que su corazón no paraba de latir de la emoción, volvió a suspirar, sí que iba a ser un día muuuuy largo, pero que Salazar lo castigara, si no estaba ansioso por eso.

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