Capítulo 5

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Habían pasado días de su reunión con Potter, aunque nunca lo admitiría ni con veritaserum, sentía miedo, miedo de lo que se le ocurriera a ese idiota, por los momentos no había hecho nada, estaba inusualmente tranquilo, y eso era de asustarse. Estaban caminando al comedor conversando, bueno Gigi era la que hablaba, ella iba más adelante que los demás, saltaba como una niña pequeña apurando a los demás que caminaran más rápido, cuando de repente…, una red cayó encima de ella, pero eso no fue todo, esa misma la subió, quedando atrapada como si fuera una presa a la intemperie en la altura, la mayoría de las serpientes tenían sus varitas fuera y conjurando hechizos, para bajarla de ahí, nada funcionaba era como si esa red estuviera diseñada para resistir a los hechizos…, maldita sea.
Volteó a buscar a las personas responsables de esa broma, y ahí estaban riéndose como si no hubiera un mañana, volteó a ver a su amiga atrapada en esa red, algo que tenía miedo Gigi era a las alturas y a las redes, y esas dos cosas juntas eran una bomba para causarle un ataque, y conociéndola ya debería estar en eso, así que se volvió a voltear y conectó su mirada con James, él solo le dedico esa sonrisa engreída, esa sonrisa que demostraba ser el mejor del mundo, y le hizo una señal con la cabeza para que lo siguiera, lamentándose internamente lo siguió, nadie se dio cuenta, ya que todos estaban muy entretenidos viendo como Gigi luchaba con la red, verla así le rompía el corazón, y en ese momento se hizo la promesa de hacer lo que estuviera en su alcance y más, para que saliera de esa.
Ambos se apartaron a un pasillo donde no había ni fantasmas, cuando Potter se dio la vuelta con esa sonrisa, le dio rabia, mientras él hacia gala de su maldita arrogancia, su amiga estaba sufriendo, tenía que admitirlo, el idiota de lentes había dado en uno de sus puntos más débiles.
—Acabemos esto de una buena vez Potter, baja a mi amiga de ahí.
—No, hasta que digas lo que quiero.
—Bajala y lo pensaré.
—Pues déjame informarte mi querido Snape, que la oportunidad de pensarlo ya pasó, en estos momentos solo tienes el chance de aceptar o ver como tu amiga le da un ataque de ansiedad allá arriba, ¿Y sabes que es lo mejor?, que nadie puede romper la red, ya que la hechicé, para que yo y solamente yo la pudiera romper—. Dijo con una sonrisa enorme.
Maldito y mil veces maldito, lo había colocado entre la espada y la pared, no tenía a donde correr, sentía que el tiempo se le estaba acabando, y no quería exponer a su amiga a más humillación.
—Está bien Potter, tú ganas, seré tu objeto—. Dijo lo último con un poco de asco.
El mencionado volvió a sonreír, sacó su varita, ante tal acción Severus se colocó a la defensiva.
—No te pongas así Severus, no te voy a hacer nada, solo vamos a sellar este trato con magia.
El mencionado solo asintió, ahora sí estaba en las manos de su enemigo.
—Este acuerdo va a durar hasta que nos graduemos, de ahí para adelante tendremos vidas separadas, y no nos volveremos a ver, al menos de que alguno decida lo contrario.
—De mi parte te pudres, esperando que quiera estar contigo más tiempo después de acabado este acuerdo—. Dijo el mestizo con superioridad.
—Está bien— accedió el otro.
Ambos estrecharon sus manos, James con un movimiento hizo a aparecer unos hilos color azul, después de expresar la aceptación de ambos en el acuerdo, esos hilos se enredaron en sus manos y desaparecieron.
—Bueno vamos a liberar a tu amiguita— dijo el de lentes adelantándose a su acompañante.
Severus se había olvidado de su amiga, cuando volvió a razonar, se fue tras de él, llegaron a donde estaba el show, ella todavía estaba guindada, los profesores estaban haciendo lo posible para bajarla, eso quería decir que el imbécil había tenido razón, sus amigos trataban de hacer lo posible de que se quedara quieta, y no le diera un ataque de pánico, pero se veía que estaba haciendo caso omiso, miró al responsable de eso, él con un encogimiento de hombros le sonrió, movió su varita y la red se rompió haciendo que Zwinglio se  cayera, se hubiera golpeado fuertemente sino hubiera sido por que los profesores y las serpientes lanzaron hechizos amortiguadores y levitantes, Severus observó con rabia al idiota, antes de salir a donde estaba su amiga, pero no pudo ya que el león lo tomó del brazo.
—Nos vemos a las 10 en la sala de los menesteres.
Y se fue, estuvo observando tontamente como se iba, suspiro y salió corriendo a abrazar a Gigi y asegurarse de que estaba bien y sana, si para que ella estuviera bien tendría que hacer lo que Potter quería, así fuera, o esa era la excusa que se daba.

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