Capítulo 25

3K 254 5
                                    

Severus se despertó cuando tocaron la puerta, medio adormecido la abrió, y ahí estaba James, con una sonrisa que resplandecía más que el sol.
—Buenos días Severus.
—¿Qué tienen de buenos?—, contestó Sev con un gruñido.
—Tú.
Sin querer esa respuesta, le hizo desaparecer un poco el malhumor que tenía.
—¿A qué viniste Potter?
—A informarte que en 45 minutos sale nuestro traslador, y te traje el desayuno—, y le dio una bolsa con varias donas y un vaso con café—, te veo luego— y le besó la frente para luego irse.
Severus se quedó mirando embobadamente el pasillo por donde se había ido James, y entró al cuarto para desayunar.
Al cabo de unos minutos cuando estuvo listo, bajó para encontrarse con el otro chico, ambos salieron a la calle y empezaron a caminar, Sev miraba a su alrededor los edificios, todo era hermoso, pero no se imaginaba viviendo en un sitio como ese, demasiado bullicio para su gusto, pasaron por una inmensa casa de color blanco, que suponía debía ser la casa del presidente muggle, porque una vez lo leyó en un libro de historia muggle.
Llegaron a un callejón, y encima de un contenedor había un cepillo de dientes.
—Ese es nuestro traslador, hay que tocarlo ahora.
Ambos chicos tocaron el objeto, Sev cerró los ojos para evitar las náuseas que generaba la aparición, cuando los abrió, quedó sorprendido era el lugar más hermoso que podría haberse imaginado, estaban en una isla, y enfrente se veía la extensión del mar, el azul del cielo y el azul del mar hacía un contraste espectacular, añadiendo a eso el archipiélago que tenía en frente, hacia que ese lugar fuera un paraíso a la vista.
—¿Te gusta?—, preguntó James.
—Me encanta mucho, es precioso, ¿Dónde estamos?
—En Palaos.
Abrió los ojos, sorprendido por lo lejos que estaban de casa.
—Bueno, realmente estamos en  Koror, que es la antigua capital del país—, le contó mientras caminaban por las calles del lugar—, este país cuenta con 500 islas, y forma parte del océano Pacífico occidental.
Sev había desconectado su cerebro hacia rato, por estar mirando como el viento desordenaba el ya de por si despeinado cabello de su acompañante, resistió al impulso de organizarselo a sabiendas que eso era imposible.
—¿Te gusta lo que ves?—, le preguntó James con una sonrisa presumida.
Sev se sonrojó y desvió la mirada.
—No sé que habrás imaginado, pero yo me refería a que si te gustaba la isla—, le dijo James para luego echarse a reír.
Severus lo miró mal, pero trató de reprimir una sonrisa al escuchar la risa del Gryffindor.
Ambos llegaron a una posada, estaba decorada con conchas de mar, y cosas alusivas al lugar en donde estaban, como en Washington, James le entregó la llave de su habitación y caminaron hasta donde se suponía eran sus habitaciones.
—La recepcionista me ha dicho que dentro de tu cuarto hay un traje de buceo, podemos ir a bucear, los muggles siempre lo hacen y me parece interesante, ¿Qué dices?
Severus se quería negar, pero al ver los ojos de James brillar de la emoción, no pudo negarse.
—De acuerdo.
—Nos vemos en unos minutos, en la entrada.
Sev asintió y entró a la habitación, era pequeña pero acogedora y tenía una preciosa vista al mar, se cambió la ropa y se colocó el dichoso traje, le quedaba demasiado ajustado para su gusto, pero igual salió así, en la entrada (fiel a su palabra) estaba James esperándolo, el Slytherin se mordió el labio inferior reprimiendo un suspiro de lo bien que se veía el otro chico en ese traje.
Cuando el de lentes, lo vio lo tomó de la mano y caminaron hasta la playa donde había un grupo de gente que vestían igual que ellos, se montaron en un barco donde un hombre con traje de buceo también, explicaba lo que debían que hacer, el pelinegro tomó el tanque de oxígeno y la mascarilla se lo acomodó bien, el hombre dio la señal y todos se tiraron al agua.
Si la isla le parecía hermosa, las profundidades eran indescriptibles, los corales eran preciosos, la diversidad de peces eran impresionantes, cada rincón en el fondo del mar, tenía una belleza sublime, los colores de las plantas marinas contrastaban perfectamente el azul mar, los animales eran dueños y señores de ese mar, también habían restos de batallas aéreas, pero en vez de contrarrestar la belleza, la aumentaba más y daba mucha más curiosidad el saber sobre ese lugar. Después de un rato salieron a la superficie y se subieron al barco, y en ese momento se dio cuenta que en ningún momento había soltado la mano de James, ni siquiera cuando estaban nadando, pero si al de lentes no le molestaba a él tampoco.
Llegaron a la playa y caminaron a la posada, en silencio, pero uno cómodo, como si estuvieran disfrutando de la compañía del otro.
—Cambiate para ir a comer, seguro tendrás hambre.
Sev asintió y entró a su habitación, y por primera vez en su vida dudó que ponerse, estaba acostumbrado a llevar puesto lo primero que veía, su ropa siempre ha sido negra así que le daba igual, abrió su baúl y buscó entre su ropa y sacó un pantalón negro y una camisa blanca que Lucius le había obsequiado hacía tiempo, justo salió del cuarto cuando se encontró con James, el cual le sonrió.
Ambos salieron del lugar y se dirigieron a un pequeño restaurante, se sentaron en una mesa, ambos pidieron su comida y empezaron a charlar, incluso cuando la comida llegó la charla no cesó, hablaron sobre la experiencia de ese día y todo iba bien hasta que James se desvió y tocó un punto sensible.
—Sev, Zwinglio me dijo que Uds dos comparten un vínculo, ella siente cada vez que estás angustiado, ¿Por qué?
Él se removió un poco en la silla, nadie sabía del porqué se creó el vínculo, sólo Gigi y él, pero algo hizo que le contara a James ese pequeño secreto.
—En vacaciones de cuarto año, mi adorado padre llegó borracho un día, trató de golpear a mi madre y yo me interpuse, la paliza fue brutal—, se tragó saliva ante el recuerdo, todavía le quedaban cicatrices de ese día—, cuando él se fue, mi madre trató de sanarme pero no pudo, yo estaba muy débil, en ese momento Gigi entró a la casa, trató de sanarme también pero nada funcionaba, yo estaba angustiado, no quería morir, así mi vida fuera una mierda quería seguir viviend,o para no dejar a mi madre sola—, los ojos de él se aguaron pero siguió hablando—, así que Giselle se le ocurrió vincular su vida con la mía para salvarme, y como la angustia era el sentimiento predominante en ese momento, por eso ella siente mi angustia.
—¿No puedes eliminar ese vínculo?—, preguntó James con curiosidad.
—No, al menos que quiera que Gigi muera junto conmigo, se puede cambiar de persona vinculante, pero no se puede el cancelar vínculo.
—Lamento hacer que hablaras de esto conmigo—, dijo apenado James.
—No hay problema.
Siguieron comiendo en silencio, pero era igual que los silencios anteriores, eran cómodos, se sentía bien el haber hablado del vínculo con James, se sentía tan… correcto, como si en lugar de ser enemigos en proceso de paz, fueran confidentes, y eso al Slytherin le gustaba.

Nota de autora:
Espero les haya gustado, no quería dormir y dejarlos sin capítulo, ahora díganme, ¿Si les has gustado la historia?, ¿Cuáles son sus teorías?, ¿Qué personaje es su favorito?
Palaos, si existe y es un país de Oceanía, es precioso, busquenlo por Internet.
Ahora si me voy a mimir.
Besos.
Bebepushentido.

ObjetoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora