Capítulo 3

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En la mañana, Severus iba rumbo al gran comedor a desayunar, su estómago pedía alimentos y se los iba a conceder, entró al lugar y se sentó en la mesa de las serpientes, saludó a sus amigos, eran pocos pero eran leales y eso era lo que importaba.
-Hola Severus ¿Cómo estás?- saludó Barty.
-Hola Barty muy bien y tú.
-De maravilla, oye ayer te esperamos y nunca llegaste para estudiar, ¿Dónde estabas?
-Por ahí- le contestó distraídamente, obviamente no le iba a decir que se estaba besuqueando con James Potter en un aula.
Antes de que ella pudiera contestar, llegó el huracán, o mejor dicho su mejor amiga.
-¡¡¡BUENOS DÍAS ALEGRÍA!!!- entró gritando Gigi su amiga del alma.
Giselle Zwinglio una bruja sangre pura, con una fortuna que deja a millones de años luz a la de Malfoy, comportándose como una criatura sin educación, ella era afrodescendiente, su piel negra como el café y su cabello afro eran la prueba fehaciente de ello, y lo mejor de todo es que nunca se avergonzaba de su ascendencia.
Severus sinceramente pensaba que los antepasados de su amiga se retorcían en la tumba, cada vez que miraban del más allá el comportamiento de su descendiente, solo soltó un suspiro ya debía estar del comportamiento de su amiga, y lo peor de todo era que...
-¡¡¡BUENOS DÍAS SEÑOR SOL!!!- contestaron las serpientes.
Eso era lo peor, ella consciente o inconscientemente, hacia que los demás hicieran lo que ella quería, con una sonrisa saludó a los demás, y se sentó al lado de él.
-¿Donde demonios estabas anoche?, te esperamos y jamás llegaste.
-Buenos días para ti también.
-No me cambies de tema Severus, y contesta.
-Andaba por ahí, no te preocupes.
Ella colocó una cara, haciéndole entender que no le creía, pero prefirió no decir mas nada.
-Oye Gigi, Potter no deja mirar hacía acá, haz los honores-. Le dijo Lucius con una sonrisa malévola.
Él levantó la mirada de su plato, y efectivamente era verdad lo que el rubio decía, Potter miraba hacia la mesa de las serpientes, la vergüenza que iba a pasar..., porque algo tenían en común sus amigos y él, era el odio hacía los merodeadores, aprovechando la oportunidad de desquitarse lo malo que han hecho.
-Oye Potter, sé que somos lo más bello de este mundo, pero esto raya al acoso, y al contrario de tú novia, a nosotros no nos va los acosadores-, gritó Gigi a todo pulmón.
Su declaración causó que los Slytherin aplaudieran, él solo rodó los ojos, por eso Lucius siempre la mandaba a que colocara en su lugar a las personas, porque de todas las serpientes, ella era la más venenosa, volteó a ver a donde estaban los leones y vio a James tratando de no ahogarse con su comida, y a Lily roja igual que su cabello.
-Metete en tus asuntos Zwinglio- bramó Sirius Black.
-Ay que lindo Black, defendiendo a tus amigos, tu madre debe estar orgullosa, oh cierto- abrió la boca Gigi con fingida sorpresa-, que ella no te habla, si hasta te desheredó.
Muchos quedaron con la boca abierta, otros reían a carcajadas, y muchos le aplaudían la gracia a su amiga, pero antes de que se armara una pelea, Barty agarró del brazo a la chica, y la sacó del gran comedor, Severus los siguió, pero antes, volvió la vista a la mesa de Gryffindor, encontrándose con los ojos marrones de James, cuando su mirada se conectó sintió algo en el estómago, pero prefirió pensar, que solo era algo que le cayó pesado en el desayuno.

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