Bai WuXiang se echó a reír con carcajadas enloquecidas comprendiendo lo que estaba sucediendo.
— ¿Así que vas a enfrentarte no solo a estas cosas sino también a mí? Espero que estes preparado para perder tu divinidad.
Shi QingXuan no dijo nada, el miedo le había secado la garganta. ¡Aún no estaba preparado para esto! Cerró los ojos un momento para tranquilizarse y los abrió de nuevo con determinación, con movimientos seguros y fluidos desenvainó su espada listo para el combate.
— Esto es excesivo para una calamidad celestial— soltó Pei Ming, preocupado.
— No, no lo es— dijo Xiè Lian con tristeza.Debido a que Shi WuDu había roto uno de los tabúes más grande de los cielos, las calamidades enfrentadas por Shi QingXuan serían cortas, pero mucho más intensas como penitencia. Xiè Lian había hablado con Shi QingXuan al respecto cuando se anunció su segunda calamidad celestial, de ahí que el dios del viento había decidido prepararse cabalmente para ello.
Es el castigo otorgado a un pecador como yo
Shi QingXuan arremetió contra Bai WuXiang, que se defendió usando una espada negra, la cual desprendía destellos rojizos en cada choque con la espada Shui. Los dragones de viento rugieron arremetiendo contra el dios, quien logró esquivarlos por poco y se concentró en la calamidad vestida de blanco, los movimientos de Bai WuXiang eran certeros y feroces, con la experiencia de siglos en batalla, dispuestos a explotar los puntos débiles de su oponente mientras que Shi QingXuan se distinguía por la gracia y elegancia al combatir junto a una fluidez y agilidad unidas en una amalgama perfecta que no dejaba resquicio a un ataque mortal. Los ataques de Bai WuXiang se volvieron cada vez más fieros conforme el enfrentamiento avanzaba, el viento sopló amenazando con crear una tempestad y Shi QingXuan volteó justo a tiempo para ver como uno de los dragones volvía a arremeter en su contra y retrocedió dando un salto hacia atrás solo para ser atacado por el otro dragón, la criatura lo embistió de lleno mordiendo uno de sus hombros y el dolor lo hizo soltar la espada.
— ¡QingXuan!— gritaron Lan XiChen y He Xuan al unísono.
Shi QingXuan cayó al suelo en cuanto el dragón lo soltó, con el cabello y la túnica revueltos, sus ropas blancas estaban manchadas de sangre y, luego de una revisión rápida, vio que las marcas en su hombro eran profundas. Aún así el dios se las arregló para gritar alegremente:
— ¡No pasa nada, estoy bien!
Los dos dragones le cerraron el paso, girando a su alrededor, impidiendo así que pudiera tomar su arma. Antes de que pudiera moverse sintió unos arañazos en la espalda que lo lanzaron de nuevo al suelo y escuchó la risa burlona de Bai WuXiang.
— Definitivamente vas a perder hoy— dijo.
Shi QingXuan apretó los puños, poniéndose de pie trabajosamente, y usando su abanico creó un tornado que alejó a los dragones lo suficiente para poder ocuparse nuevamente del Blanco sin rostro. La calamidad atacó blandiendo su espada en alto y Shi QingXuan bloqueó su golpe con el abanico usándolo para lanzar una oleada de energía espiritual; una sonrisa taimada se dibujó en su rostro al recordar sus propias palabras "es un arma marcial, y como tal tiene propiedades asombrosas".
Bueno, es hora de mostrar esas propiedades asombrosas
Usando el abanico como si fuera una espada, Shi QingXuan se enfrentó a Bai WuXiang nuevamente, haciendo retroceder a su oponente con ataques de energía provenientes del dispositivo, los cuales mezclaba con brisas cortantes de viento helado, impidiendo el movimiento a la calamidad para contraatacar, y repentinamente extendió el brazo libre exclamando:
— ¡Shui, ven!
La espada Shui salió volando, y Shi QingXuan sujetó su empuñadura en el momento que un chirrido ensordecedor se escuchaba, indicando que la puerta volvía a cerrarse nuevamente pero esta vez el Reverendo de palabras vacías había llevado una nueva víctima para ofrecer, actuando rápido para no ser detenido. Su único deber en ese momento era mantener la puerta abierta, Shi QingXuan estuvo a punto de dejarlo todo para ir tras él cuando la punta de una espada le recorrió el torso dejando una gran herida, y de nuevo fue golpeado por uno de los dragones que al parecer había decidido usarlo como pelota para pasar el rato. Shi QingXuan enfureció en ese momento.
— Ustedes… ¿qué se han creído?— espetó poniéndose de pie, envainando la espada—. ¡Ninguno va a vencerme, no se los permito!
Bai WuXiang se abalanzó sobre Shi QingXuan dispuesto a atacarlo ahora que no tenía la espada, pero el dios del viento conjuró una ráfaga de aire tan poderosa que lo lanzó volando varios metros de distancia y se elevó con el abanico desplegado en el momento que los dragones de viento giraron a su alrededor para atacar. Shi QingXuan cerró los ojos, respirando hondo y con calma, sintiendo el viento soplar a su alrededor y conectando con él. Los dragones rugieron al unísono arremetiendo contra él al mismo tiempo solo para ser repelidos por una onda de energía mezclada con el mismo viento del que estaban formados y Shi QingXuan abrió los ojos.
— No van a volver a tocarme— declaró—. ¡Soy el señor del Viento Marcial y a partir de ahora ustedes deberán obedecerme!
Un fuerte tornado rodeó a Shi QingXuan y los dos dragones giraron alrededor de éste siendo absorbidos, girando en un mismo eje hasta que el viento se calmó y el dios aterrizó limpiamente en el suelo, con los dos dragones reposando mansamente a sus costados. Una exclamación unánime provino de los dioses que estaban observando la batalla, que no podían creer lo que veían. ¡Shi QingXuan había puesto bajo su control a los dragones de viento! Era realmente impresionante, algo nunca antes visto.
Estando al borde de sus fuerzas, Shi QingXuan se dejó caer al suelo de rodillas y guardó el abanico, respirando entrecortadamente, luchando por no desmayarse en ese momento por el agotamiento. Bai WuXiang apareció de nuevo en su campo de visión, su máscara había caído y el dios del viento vio el rostro ojeroso y demacrado de Xiè Lian, un Xiè Lian enloquecido de dolor y de venganza, dispuesto a ahogar el mundo en sangre para darles la misma desesperación en la que se hallaba sumido.
— Debo darte algo de mérito— dijo la calamidad—. Nunca ví a alguien hacer lo que hiciste tú.
— ¡Cállate!— exclamó Shi QingXuan poniéndose de pie.De un solo movimiento desenvainó a Shui nuevamente y atacó a Bai WuXiang haciendo acopio de todas sus fuerzas. La calamidad debió notar el estado de su oponente, puesto que solo se dedicaba a jugar con él para debilitarlo, Shi QingXuan sabía esto pero no tenía forma de detenerlo de una buena vez.
A menos que…
Bai WuXiang atacó con la espada en alto y Shi QingXuan corrió hacia éste como si estuviera dispuesto a dejar que el arma lo atravesara, pero en el último momento dio media vuelta y con su mano libre presionó los puntos de acupuntura de la muñeca de su oponente, usando su energía para inmovilizar a la calamidad y haciendo que soltara su espada. Acto seguido apoyó el filo de Shui en el cuello de Bai WuXiang y de un solo golpe hizo un corte limpio para después apoyar la punta en su clavícula y lo atravesó partiendo con una sola estocada su corazón y su núcleo espiritual. Shi QingXuan soltó a Bai WuXiang y el cuerpo inerte de la calamidad cayó a los pies del dios.
— ¡Su Alteza!— gritaron Wu Ming y Wu Lang al mismo tiempo, dirigiéndose hacia Shi QingXuan.
El dios del viento desplegó su abanico, dirigiendo a los dragones de viento hacia ellos, quienes destrozaron a sus objetivos para después dispersarse como una brisa. Shi QingXuan sonrió, pero antes de que pudiera celebrar su victoria escuchó un sonido que lo dejó congelado en su sitio: el claro y potente sonido de un trueno.
Su calamidad celestial acababa de pasar a una segunda etapa.
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Viento celestial (3/4)
FanfictionEl pico SiSheng ha decidido convocar a varias sectas para un torneo de habilidades, entre las cuales se encuentra Gusu Lan. Viendo esto como una oportunidad de entrenamiento, Shi QingXuan decide acompañar a su maestro con el fin de prepararse para e...