Cap. 5.- Los cinco cuentos

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Mo Ran se acercó a Shi QingXuan al día siguiente, disculpándose por cualquier malentendido que hubiera ocurrido la noche anterior, algo a lo que el dios le restó importancia y recordando su promesa a Chu WanNing no ahondó más en ello. En su lugar, decidió preguntarle sobre el desafío que Xue Meng había organizado en Cai Die.

— Bueno, mi primo ha sido muy esquivo al respecto— dijo Mo Ran—. No quiso decirle nada ni siquiera a Shizun, lo cual es muy raro. Todo lo que sé es que será en el bosque cercano a la aldea.
— Ya veo— dijo Shi QingXuan, reflexionando al respecto.
— Tal vez se trata de una cacería— dijo Mo Ran.
— Es lo más posible.

Los competidores llegaron a la aldea de Cai Die, donde fueron recibidos por los pobladores.

— Todo está como lo indicó, gran maestro Xue— dijo el jefe de la aldea señalando el sendero que llevaba al bosque—. Fuimos cuidadosos al respecto.
— Se lo agradezco mucho— dijo Xue Meng inclinándose ante él para después dirigirse a los demás—. Vamos, vamos, el desafío será sencillo.
— ¿De qué se trata?— preguntó Wei WuXian con interés.
— Tiro al blanco.

El grupo llegó al bosque, en la entrada de éste había varias aljabas con sus respectivos arcos, uno para cada competidor. Xue Meng indicó a cada uno que tomara sur armas y mientras cada uno de los presentes tomaba una aljaba el líder explicó:

— Hay una serie de objetivos ocultos en el bosque. La persona que logre encontrar y disparar a más es el ganador.

Los competidores se internaron en el bosque. Shi QingXuan se sentía un poco preocupado, ya que el tiro al blanco no era su fuerte; aunque había entrenado con los demás discípulos de Gusu Lan e incluso le había pedido tutela a Feng Xin y éste le había enseñado a regañadientes, no había manera de que pudiera manejar el arco de forma decente; dos de cada diez tiros que daba acertaban en el blanco y eso con mucha pero mucha suerte. Al final se encogió de hombros y se internó en el bosque decidido a hacer su mejor esfuerzo para tener unos cuantos tiros decentes, se encomendó al cielo, a las enseñanzas de Lan XiChen y Feng Xin e inició su faena.

Por desgracia, su mala puntería era demasiado como para ser corregida y era sabido que los dioses no hacían favores a otros dioses por lo que la mayoría de los objetivos encontrados por Shi QingXuan escapaban antes de que pudiera acertarles debidamente. El dios del viento no supo si realmente tenía tan mala puntería o alguien le estaba jugando una broma, pero aún le quedaba un poco más de tiempo para intentar emparejar sus tiros; hubo un ruido cercano que llamó su atención y Shi QingXuan apuntó hacia allá en caso de que fuera un objetivo.

Para su sorpresa un hombre salió de entre el follaje. Estaba vestido de blanco y llevaba un sombrero con un velo que cubría su rostro, Shi QingXuan logró detener el impulso de disparar antes de soltar la cuerda y guardó la flecha, acercándose al hombre con curiosidad.

— Saludos— dijo agitando la mano, un gesto que pasó desapercibido por el hombre—. ¿Puedo ayudarle en algo?
— Temo que me he perdido— dijo el hombre con una voz suave, girando la cabeza hacia Shi QingXuan—. ¿Podría decirme dónde estoy?
— Esta es la aldea de Cai Die.
— Ya veo. Me he desviado de mi curso.

Shi QingXuan dio un paso hacia él, preguntando:

— ¿Puedo ayudarle en algo?
— No es necesario, gracias. Puedo arreglármelas solo.

Y sin decir nada más, el hombre dio media vuelta y se fue. Shi QingXuan lo siguió con la mirada hasta que se perdió en la espesura del bosque y después salió. El desafío había terminado y los participantes se reunirían para ir a comer.

*****

— Por una moneda le relato las historias de los cinco cuentos celestiales y las cinco calamidades malvadas.

Viento celestial (3/4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora