Había un hombre de ropas blancas fúnebres parado frente a esta puerta. Sus manos estaban extendidas como si estuviera conjurando un hechizo, y con su orden la puerta se abrió con lentitud; un chirrido ensordecedor se escuchó recorriendo el lugar, con lo que todas las miradas se dirigieron hacia allá. Los primeros en acercarse fueron los gemelos Mei Hanxue seguidos por Pei Ming y Quan YiZhen. El hombre dio media vuelta al percatarse de esto y los dos dioses frenaron en seco al ver su rostro cubierto con una máscara de sonrisa llorosa: una parte sonreía, mientras que la otra estaba triste.
— Bai WuXiang— dijeron ambos al unísono.
El hombre los lanzó a los cuatro lejos de su alcance con una oleada de energía, pero antes de que pudiera seguir un latigazo dorado lo alejó de su lugar, seguido por uno rojo: Mo Ran y Chu WanNing habían llegado y alejaban al extraño sujeto de la puerta para evitar que la abriera, Chu WanNing retrajo a TianWen mientras Mo Ran seguía atacando con JianGui y exclamó extendiendo el brazo:
— ¡Huaisha, ven a mí!
Una espada dorada apareció, y Chu WanNing se lanzó contra el hombre con celeridad. La calamidad vestida de blanco conjuró una espada negra y ambos se batieron a duelo, uno tratando de acercarse a la puerta y el otro haciendo lo que podía para mantenerlo alejado. Chu WanNing lanzó un ataque para atravesar al hombre en el pecho y este se hizo a un lado tratando de golpearlo, un látigo rojo se enroscó en su mano y Chu WanNing volvió a convocar a TianWen exclamando secamente:
— ¡Apártense!— en cuanto los combatientes se hicieron a un lado ordenó—. ¡TianWen, diez mil ataúdes!
Al instante, cientos de gruesas raíces brotaron del suelo apresando a todas las criaturas demoníacas mientras que con su mano libre dirigía el filo de la espada contra el Blanco sin rostro. Para su sorpresa, Xiè Lian se interpuso con una espada similar a la que aquel hombre poseía, el rostro de Su Alteza estaba crispado como si estuviera viendo un fantasma de su pasado que había salido de la tumba para atormentarlo de nuevo. El hombre pareció dudar un poco al verlo, perdiendo interés en Chu WanNing y dirigiéndose hacia el dios.
— Así que... tú eres Dianxia Xian Le— dijo—. Interesante.
— No finjas que no me conoces— dijo Xiè Lian lanzando un golpe con su espada que fue esquivado por el otro.
— Ah, realmente te conozco, más de lo que crees.Hua Cheng corrió hacia ellos exclamando con apuro:
—¡Gege! ¡No es quien crees!
Hubo un estallido de energía, y todos los que rodeaban a Bai WuXiang salieron volando. Sin perder el tiempo, la calamidad corrió hasta llegar a la puerta, pero una ráfaga de viento lo alejó de su objetivo haciéndolo retroceder y Shi QingXuan se interpuso en su camino con el abanico en alto.
— ¿Tú?— soltó con sorpresa la calamidad de blanco.
En ese momento Xiè Lian apareció de nuevo golpeando a la calamidad con tanta fuerza que su máscara cayó y su rostro se vio al descubierto. Era un rostro pálido, sin vida, con profundas ojeras bajo sus ojos oscuros. El dios se paralizó para después montar en cólera al darse cuenta que estaba mirando su propio rostro deteriorado y de un golpe atravesó el pecho de aquella cosa.
— ¿¡Cómo te atreves a tomar mi rostro de nuevo!?
Una seca carcajada salió de los labios de Bai WuXiang mientras su pecho se teñía de rojo. Sorpresivamente, la puerta detrás de Shi QingXuan se abrió y dos figuras oscuras entraron por esta, una con una máscara sonriente y la otra con una máscara triste, ambos se dirigieron a Xiè Lian cada uno con un sable en la mano y fueron frenados por Feng Xin y Mu Qing. Los dioses se enfrentaron con aquellos desconocidos hasta que sus máscaras también cayeron y ambos frenaron en seco por la sorpresa.
— ¿Qué... demonios...?— soltó Mu Qing con desconcierto.
¡Estos hombres tenían la apariencia de Hua Cheng y Lang Qian Qiu! El hombre bajo Xiè Lian comenzó a reír histéricamente y el dios lo miró.
— ¿Qué te divierte tanto?
— Él tenía razón, ¡esto es tan divertido!
— ... ¿Él?
— Ah, Xian Le, no sabes nada.Shi QingXuan frunció el ceño, tratando de comprender qué estaba pasando aquí. Había dos Xiè Lian, dos Hua Cheng y dos Lang Qian Qiu, tres de los cuales salieron de aquella puerta rara creada a través de una grieta celestial. Su cabeza daba vueltas por lo sucedido, ¿en qué momento pasó todo esto? ¿Cómo se torcieron las cosas así? Incluso pensó que esto sería su calamidad celestial pero descartó tal pensamiento porque esto sería demasiado intenso para ello, aún cuando él fuera un pecador que no debía haber pisado el cielo por segunda vez.
Sacudió la cabeza. Tenía que concentrarse en lo que estaba pasando.
La calamidad de blanco golpeó a Xié Lian en el pecho con el canto de la mano quitándose de encima al dios marcial y se puso de pie recuperando las tres máscaras con un aspaviento de la mano. Mirando a los otros intercambiar movimientos con los otros dioses, frunció el ceño al ver a Feng Xin y a Mu Qing para después hacer una mueca de disgusto. Algo malo debía tener este mundo después de todo.
Iba a deshacerse de ellos cuando Shi QingXuan volvió a situarse frente a él y He Xuan apareció a sus espaldas, ambos listos para enfrentarlo. La calamidad de blanco sonrió antes de colocarse su máscara de nuevo y dijo:
— No tengo tiempo para lidiar con ustedes. Sin embargo, hay alguien de mi mundo que desea conocerlos a ambos.
... ¿¡de su mundo!?
Hubo un nuevo chirrido y otra figura de negro apareció seguida por otras dos de ropas grises, cubiertos con capuchas largas. He Xuan apretó los puños y Shi QingXuan palideció al ver a la primera figura, comenzando a temblar sin darse cuenta.
Era el Reverendo de palabras vacías.
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Viento celestial (3/4)
FanficEl pico SiSheng ha decidido convocar a varias sectas para un torneo de habilidades, entre las cuales se encuentra Gusu Lan. Viendo esto como una oportunidad de entrenamiento, Shi QingXuan decide acompañar a su maestro con el fin de prepararse para e...