Capítulo Tres

8.2K 910 1.5K
                                    

Tomó un bolígrafo de su escritorio antes de bajar al sótano de su casa, donde un portal de tonos azules a su vista se hallaba, siendo realmente de un color morado, emanando un ligero calor que aumentaba conforme te acercabas a este. Se dirigió al lado contrario de donde se ubicaba el portal, escuchando entonces chapoteos, colocándose unos cascos aislantes para evitar escuchar cualquier ruido, sin importar que tan fuerte sea.

Encendió las luces del lugar, alzando su mirada a la gran pecera con agua que se encontraba frente suya, donde una preciosa mujer nadaba de un lado a otro con energía, una sirena, de un cabello largo y castaño, de ojos azules y con una cola de tonos verdosos, a su vista, amarillos. Una vez estuvo en el campo de visión de la mujer, ella salió a la superficie, apoyándose en el borde para mirarle desde arriba de forma seductora, moviendo sus labios, probablemente cantando.

George sabía que toda esa belleza no era más que una ilusión, y en cuanto la sirena se dio cuenta de que su canto no funcionaba con él, esta se enfureció, eliminando aquella ilusión para descubrir su verdadera apariencia, cambiando su piel perfecta en escamas desagradables y desprendiendo un olor semejante al de un pescado.

El castaño hizo una pequeña mueca, dirigiéndose entonces al hombre que se ubicaba a un lado de la pecera gigante, firmando y entregándole un informe que contenía todas las observaciones y medidas que debía de tomar aquella mujer si deseaba que su dolor estomacal desapareciera, probablemente debería de dejar de comer hombres por un tiempo, por su salud.

El hombre le dijo algo que claramente no escuchó, un gracias quizás, pero seguidamente este tomó la pecera, moviéndola con ayuda de las ruedas que esta poseía, saliendo por el mismo lugar por el que entraron, el portal.

George suspiró cansado, quitándose aquellos cascos especiales para así subir, saliendo del sótano y dejando sus cosas en una mesa, quitando su bata blanca para dejarla en el perchero. Admiró por unos segundos la noche por su ventana, ese día había trabajado hasta tarde por culpa del odio de la sirena hacia los hombres, por lo que le costó mucho acercarse a ella sin ser ahogado en el agua por su culpa, pero agradecía que ya todo hubiera acabado por ese día.

Eso sí, el olor a pescado continuaba impregnado tanto en sus ropajes como en su piel.

Se adentro al baño con intenciones de tomarse una ducha, despojándose de sus ropajes para luego mirar su reflejo de reojo en el espejo, adentrándose a la bañera, hundiéndose un poco en esta mientras cerraba sus ojos, permitiéndose relajarse por lo que restaba de ese día.

Acarició su cuello con suavidad, la marca de allí finalmente estaba cicatrizando y el dolor había desaparecido por completo. Habían pasado dos semanas desde aquel incidente, dos semanas en que ya no había visto más a Dream ni a Sapnap, pero había estado recibiendo mensajes sobre este último, avisándole que se encontraba bien y que estaba de cacería; cosas de hombres lobo.

Aparentemente su jefe no había descubierto que un vampiro había pisado aquel lugar, lo cual agradecía, pues prefería evitar problemas con este mismo, le daba miedo.

De resto sus días habían vuelto a la normalidad, el trabajo no había estado tan intenso, puesto que incluso habían días donde no llegaba nadie, aunque sí que había otros donde sólo llegaba uno que era complicado de tratar, ya sea por su comportamiento o la gravedad del asunto, pero hasta ahora, ninguna muerte.

Suspiró antes de hundirse en la bañera, escuchando el agua chapotear antes de estar por completo en ella, manteniendo sus ojos cerrados y disfrutando del silencio y la tranquilidad; podía pasar horas allí, pero si lo hacía probablemente terminaría quedándose dormido, y no quería morir ahogado.

Procedió a tomar su baño con normalidad pasando el jabón por su cuerpo y luego frotando su piel, tarareando una suave canción para distraerse de sus pensamientos. Una vez estuvo listo, salió de la bañera, tomando una toalla para secar su cuerpo, envolviendo esta misma en su cintura para así salir del baño e ir a su habitación en busca de su ropa.

Vampire | DreamnotfoundDonde viven las historias. Descúbrelo ahora