Capítulo Ocho

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Todo estaba en llamas, el humo llenaba sus pulmones y tosía con fuerza, viendo pasar a las almas perdidas, queriendo gritar por ayuda, esperando llamar a alguien que pudiera salvarle de ese infierno tortuoso.

Entonces abrió sus ojos, mostrando aquellos ojos bicolor.

Buenos días niño bonito — George suspiró cansado, cerrando sus ojos nuevamente mientras se acurrucaba un poco más en la cama, sintiendo como el sudor bajaba por su frente, tirando hacia abajo de aquella sudadera verde que portaba antes de quitar las sábanas de encima suyo, dejando que el aire calmara su calor.

Puede sentir aún los brazos de Dream en su cintura, el cómo su espalda choca contra su pecho, y no tiene ni ánimos de intentar alejarlo, sería inútil tomando en cuenta lo terco que podía llegar a ser el vampiro.

Tengo veinticuatro años, no soy un niño, no me llames así — murmuró adormilado George, escuchando la risa suave y enternecida del rubio, siendo reconfortante, cayendo en cuenta que sus pesadillas solían ser olvidadas fácilmente cuando despertaba a su lado, se sentía protegido de cierta forma y era sin duda alguna irónico.

Y yo tengo mil veintiún años, así que si, eres un niño y uno muy bonito — murmuró meloso, manteniéndose en aquella posición por un rato más mientras las mejillas del menor se coloreaban ligeramente ante aquel halago y su ceño se frunció ligeramente al escuchar los años del rubio siendo un vampiro. 

Se veía joven, "Su muerte debió ser en la adolescencia" pensó.

Por lo otro lado, el rubio continuaba siendo tan empalagoso, era inevitable, así era Dream y de cierta forma comenzaba a acostumbrarse de a poco, ya resignándose a negarle alguna palabra.

¿Aquel apego del vampiro a él podría ser por el hecho de que le había salvado la vida? Extraño, los vampiros se supone no deberían de sentir empatía por sus presas. Siempre buscaba alguna razón para su comportamiento, pero jamás lo sabría hasta que lo preguntara.

¿Cómo llegue hasta aquí? — murmuró con suavidad, fijando su mirada en la ligera iluminación que se colaba por las cortinas de la ventana, era lejano, así que no significaba peligro alguno — Veo que Sapnap comprendió mi mensaje...

Si... de no ser por él nunca hubiera sabido que estabas en peligro, así que ambos fuimos a buscarte y Sapnap te trajo hasta acá — explicó brevemente el de ojos verdes, recordando su desesperación al ver desde la ventana de la cocina como el cuerpo de George se hallaba en el suelo, retorciéndose con dolor, no pudiendo entrar a ayudarlo — ¿Qué sucedió exactamente? No pude entrar a la casa...

El menor suspiró suavemente, recordando lo sucedido, siendo ya normal para él recibir aquella tortura cuando alguien moría a sus manos, y es que no era su culpa, prácticamente querían que reviviera a los muertos pero él solamente es un humano sin alguna habilidad extraordinaria. Las cosas eran mucho peor durante sus primeros años como curandero, las torturas casi siempre eran diarias por sus errores ante la falta de conocimiento.

Con cuidado se dio la vuelta, aun estando entre los brazos de aquel ser, apresado. Sus miradas se conectaron, no por mucho, puesto que George la desvió a otro lado, pero estando de aquella manera sin duda estaban más cercanos al otro; frente a frente.

No soy un doctor de criaturas por gusto, fui forzado a aprender cada libro de todas las criaturas posibles, años de errores y castigos hasta poder ser lo que soy ahora — explicó suavemente, con un tono ligeramente decaído, para nada orgulloso de su vida — Mi jefe es un demonio, Dream, y ya conoces a los demonios...

Son sucios y traicioneros, sí, me he cruzado con muchos en todos estos años — George pensó por un momento en llamarle anciano, pero se reservó su comentario, prosiguiendo con el tema.

Vampire | DreamnotfoundDonde viven las historias. Descúbrelo ahora