14. QUE ASLAN SALVE A CASSIOPEIA

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Capítulo 14. Que Aslan salve a Cassiopeia.

—Entonces, es un adiós. —susurró Susan, su rostro cubierto de las lágrimas que habían caído delicadamente de sus ojos tormenta.

—No es un adiós, hija de Eva. —Aslan le sonrió con un deje de tristeza. —Es un hasta pronto, volverán si Narnia de verdad los necesita.

Los cuatro se quedaron admirando el paisaje por un momento, Peter sostenía el mango de su espada con fuerza, intentando retener sus lágrimas. Violet abrazaba a Susan de lado, sus coronas chocando entre sí y creando un leve tintineo. Mientras que Aslan los miraba de vez en cuando, intentando descifrar sus emociones.

—Los recuerdos son vívidos. —Murmuró Peter después de unos minutos. —Cuando Lettie entró al vagón del tren cargada con su maleta, bolso y libro. Nos hicimos amigos y después de días iniciamos esta travesía...

—¿Recuerdas que al inicio pensábamos que Violet tenía algún tipo de conexión con Narnia? —Susan soltó una risa luego de sorber su nariz. —Estábamos en el campamento, Edmund aún estaba con Jadis y lo único que nos hacía sentir bien era el hecho de que Violet seguía optimista, Lucy llegó a pensar que era la hija de Aslan.

Se quedaron callados por unos segundos, Susan y Peter miraban a Violet algo asustados, quizás pensando que la habían ofendido de una manera u otra. Pero Violet estaba recordando, su mente vagaba por las personas, animales y espíritus que alguna vez conoció y tuvo la maravillosa oportunidad de interactuar. El tren de las memorias paró especialmente en un libro, grande y antiguo, con sus páginas amarillas e incluso podridas por el tiempo. El libro de la profecía.

Y entonces, comenzó a recitar.

—"Aquella con el regalo de las estrellas, bendecida como la más grande de las constelaciones, quien va a rectificar a Narnia del caos en compañía de quienes no comparte sangre. Que Aslan salve a Cassiopeia.

—Una parte de la profecía que fue ocultada en código en un antiguo libro. —Continuó el gran león cuando observó la mirada confundida de los hermanos. —La reina Violet fue la única en poder descifrar su significado.

—Entonces si eras tú. —Susurró la otra reina del arco y flecha con asombro.

Violet asintió, mientras comenzaba a caminar de regreso al castillo con lentitud, los demás siguiéndola.

—Mi llegada a Narnia fue prevista mucho antes que la de ustedes, en el año 898, cuando Jadis volvió de su exilio. La profecía fue dictada por la princesa Vera de Archerland, quien la escribió en clave en un papiro y la envió a Narnia en manos de una ninfa del bosque. —Explicó Violet, mientras sentía la mano de Peter enredarse en la suya. —Luego en el año 900 la bruja blanca conquistó Narnia y la profecía se actualizó a la que conocemos ahora.

—Nunca lo dijiste. —Murmuró el Magnífico, confusión reinando en su rostro. Él sabía muchas cosas de su esposa, ¿por qué entonces no estaba al tanto de ese párrafo en la profecía?

—Bueno, ganamos la batalla contra Jadis de una manera u otra. Quizás Violet no quería contarla. —respondió Susan con un tenue toque defensivo, notando los pequeños signos de molesta confusión en su hermano mayor.

—Estaba cansada de ser la niña con un arco y flechas, la reina que aún no era coronada pero ya tenía el peso del reino en su cabeza. Esa profecía solo me recordaba que siempre habría una guerra que pelear y que no siempre saldríamos victoriosos. Tenía quince años y era una mezcla de felicidad y tristeza, y estaba intentando vivir con eso. Todo lo que sentía y vivía era una contradicción, y no entendía absolutamente nada. —explicó Violet, sin perder el dulce toque de su voz. —Y era injusto pasarle ese peso a ustedes porque también eran niños, y no merecían más confusión.

violet | peter pevensieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora