3. LA SEÑORITA CARTER ES UNA CHISMOSA

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Capítulo 3. La señorita Carter es una chismosa.

Los días siguientes, tal y como lo dijo Peter, amanecieron hermosos, soleados y sin un rastro de la abrumadora lluvia. Así que después de cada desayuno, Violet le iba a pedir permiso al ama de llaves para que todos pudieran jugar en el espacioso jardín.

La señora Macready no veía con buenos ojos que Edmund y Peter (en especial Peter) se acercaran mucho a Violet cuando ella no estaba para vigilarlos y que rompieran la importante regla de los 50 centímetros. Afortunadamente, Violet logró que les diera el permiso y que redujera la ridícula regla a 30 centímetros mientras disfrutaban la bonita tarde en las afueras de la mansión victoriana.

—Aún no logro entender cómo es que Violet logra que la señora Macready no sea tan amargada. —comentó Edmund mientras caminaban alrededor del rosal, con cuidado de no lastimarse con las espinas.

—Lo importante es que lo logre. —le respondió Lucy, colocando pequeñas margaritas en el bolsillo de su chaleco. —Además, Lettie es muy bonita, amable y respetuosa, no me sorprende que la señora caiga ante sus encantos, ¿no es así, Peter? —le preguntó la menor inocentemente.

El anterior mencionado paró su caminata, ¿es que Lucy no podía mantener su boca sellada por unos momentos?

—Claro que Violet es amable y respetuosa. —tartamudeo el muchacho para luego cambiar bruscamente de tema. —Lu, ¿por qué no hacemos una carrera desde aquí hacía el portón principal? 

La pequeña rió divertida y sin esperar, salió corriendo hacía el portón principal, mientras Susan y Violet la seguían por detrás.

—¡Eh! —gritaba Edmund mientras empezaba a correr. —¡Eso es una trampa!

Peter salió de su impresión al ver la trampa que estaba haciendo su hermana y comenzó a correr, hasta que alcanzó a la persona que se estaba volviendo una amiga muy cercana. Y observó que tenía serios problemas al alcanzar a los demás. Entonces, Violet se detuvo bruscamente cuando sintió unas manos alrededor de sus rodillas, para luego acabar en el hombro del rubio.

—¡Peter! —la voz aguda de Violet exclamó con sorpresa, ¿qué era este tipo de repentina confianza? —¡Bájame! ¿Cómo crees que voy a ganar si voy en tu hombro?

Solo llevaba un mes conociendo a los hermanos, y aunque toda dama debería indignarse al ser tratada de esta manera por un caballero, a Violet solamente le dió risa, mientras se agarraba de los hombros del rubio, para evitar caerse.

—¡Violet y yo somos los ganadores! —exclamó Peter cuando llegó al portón, con la ojiazul aún riendo en su hombro.

—¡Eso fue una trampa! —Lucy llegó agitada junto con Susan y Edmund.

—Macready les va a matar si se entera que rompieron la regla de acercamiento. —Susan miró a su hermano, quien cuidadosamente bajaba a Violet de sus hombros. 

—Si, aunque puede que no digamos nada si ambos nos dan su postre del almuerzo. —dijo Edmund, colocando sus manos en sus bolsillos y luciendo inocencia. 

Peter le dio una mirada de fastidio y accedió a darle su parte del postre.

—Hablando del rey de Roma... —murmuró Violet, observando como la ama de llaves se acercaba a ellos.

—Sus tutoras ya están aquí. —dijo con voz firme y los niños la miraron confundidos.

—¿Tutoras? —preguntó Susan, intentando no sonar irrespetuosa.

—Sí, tutoras. —Respondió la señora. —Incluso con una guerra afuera, sus estudios siguen siendo importantes, así que el profesor Kirke se tomó la amable libertad de asignarles una tutora para que les enseñe cosas referentes a su respectivo grado. Lucy, estará a cargo de la señorita Radcliffe. Edmund tomará sus clases con la señora Watson. Susan estará con la señorita Portman. Y Violet y Peter, al tener la misma edad, tendrán clases con la señora Carter. 

violet | peter pevensieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora