10. INCONGRUENTE

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Capítulo 10. Incongruente.

Violet se encontraba caminando por los pasillos del fuerte.

Había tomado un largo baño, las faunas la habían vestido con un lindo vestido de color azul deslavado que habían hecho con los materiales que tenían a mano, y llevaba su cabello en una corona trenzada con flores silvestres enredadas en su peinada cabellera.

Ahora estaba metida en su propia mente, tratando de encontrar otro plan el cual funcionará de manera perfecta. Sin complicaciones en el camino.

Hasta que vio una de sus complicaciones.

Caspian y el profesor Cornelius estaban sentados en el pequeño balcón del fuerte.

—Mi príncipe, todos estos años que me arriesgué, fue porque creo en usted. —El anciano miraba a Caspian con anhelo. —Puede convertirse en la contradicción más grande de la historia, el telmarino que salvó a Narnia.

—Él tiene razón. —Le dijo la Compasiva acercándose al par, sus manos delicadamente entrelazadas encima de su vientre.

—Su majestad. —Ambos trataron de levantarse para hacer una reverencia, pero desistieron al ver que Violet se sentó al lado de ellos.

—Tienes otra oportunidad en tus manos, Caspian. —Le murmuró la reina, en un tono seco, sin olvidar lo sucedido hace un par de horas. —La pregunta es qué harás con ella.

El príncipe quedó anonadado, observando los intensos zafiros brillantes de la mujer 1300 años más vieja que él. Violet Wright era resiliente, una luchadora, una guerrera de corazón que no tenía opción. Y reviviendo todas las historias de la magnífica dinastía Pevensie, de pronto recordó todas las leyes por las cuáles el reino telmarino se regía.

—Hay una ley en específico, que Miraz al ser rey está obligado a... —Pero no pudo seguir, pues una escena inédita se instalaba al frente de su mirada. —Oh, Dios.

Violet y Cornelius siguieron la mirada de Caspian confundidos, hasta que lo vieron.

Ahí, en frente de ellos cerca del bosque, los telmarinos instalan tiendas de campaña, mostrando su gran ejército.

La presión arterial de la reina se elevó, y rápidamente convocó una reunión en la mesa de piedra.

•••

Pasteles y portentos, ¿este es su siguiente gran plan? —preguntó Trumpkin, molesto por lo que la Compasiva había dicho. —¡Quieren mandar a una niña a la parte más oscura del bosque, sola, en busca de un león imaginario!

—No tenemos otra opción. —le dijo Peter, apoyando la decisión de su esposa.

—Y no va a estar sola, yo iré con ella. —Continuó Violet.

—¿Todavía no hemos muerto suficientes? —Él enano preguntó con lágrimas en los ojos, acercándose a las dos reinas, recordando a los demás narnianos y a su amigo Nikabrik.

—Nikabrik era mi amigo también. —El tejón murmuró. —Pero perdió la esperanza, sin embargo ni la reina Violet ni la reina Lucy la han perdido, y yo tampoco.

—Por Aslan, y por la reina Anna. —Reepicheep desenvainó su espada y colocó la parte sin filo donde debería de estar su corazón. El oso meloso (un amigable animal que se había ganado el cariño de Lu) y los demás narnianos, repitieron la acción del ratón.

—Entonces iré con ustedes. —Determinó Trumpkin, indicando que tenía toda la intención de desenvainar su espada y proteger a las reinas hasta el final.

violet | peter pevensieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora