6. PINTURAS EN LA PARED

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Capítulo 6. Pinturas en la pared.

—Me alegro de que tengas tropas, pero necesitamos fortificaciones. —Murmuró Peter con un tono engreído, no podía dejar de pensar que finalmente podria mostrar sus habilidades de gran rey.

Estaban de camino al fuerte de Aslan, lugar donde el ejército que Caspian había formado estaba practicando.

—La reina Susan y yo podemos enseñarles a algunos como usar el arco y flecha, ¿tiene algunos herreros que puedan fabricar materiales de arquería? —preguntó Violet, tratando de ignorar a Peter y su nueva actitud.

—Sí, dos faunos se han encargado de hacer arcos y flechas, hasta ahora tienen casi 20 arcos hechos. —Confirmó Caspian, maravillado por estar hablando con la Compasiva. Tantas leyendas se habían hecho en su nombre, la reina cuya belleza nunca desaparece, o aquella de la constelación del norte. Recordaba como su tutor se las leía cuando era pequeño, imaginando siempre cómo sería ver en persona a la mujer de ojos zafiro que había construido un imperio junto a su esposo y cuñados.

Se daba cuenta ahora que ninguno de esos bocetos o imaginaciones sobre la apariencia de la reina le hacían justicia.

—Perfecto, apenas lleguemos y todos tomen un merecido descanso podemos empezar con los entrenamientos. —Violet le sonrió al príncipe con amabilidad.

Siguieron hablando de tácticas de guerra, mientras que los narnianos y los demás Pevensie iban detrás de ellos.

—¿Y entonces? ¿cómo son? —El tejón le preguntó a Trumpkin sobre la familia Pevensie-Wright, no se habían visto desde que el enano fue secuestrado, así que necesitaban recuperar el tiempo perdido.

—Son revoltosos, quejosos, tercos como una mula por la mañana. —Murmuró el enano, mientras que Lucy escuchaba por detrás con una sonrisa divertida.

—Ah, entonces te caen bien.

—Lo suficiente. —Trumpkin sonrió de costado.

—Mire eso, reina Lucy. —Reepicheep le habló a la Valiente emocionado, apuntando con su pequeña pata a una construcción de cemento rodeada de flora y musgo. —Hemos llegado.

Violet sintió sus ojos llenarse de lágrimas, pero no soltó ninguna. No eran sueños de ella, finalmente se sentía en casa. Al acercarse más al fuerte, centauros de todas las edades formaron un pasaje y levantaron sus espadas para que los reyes y reinas de antaño hicieran su camino.

Edmund no pudo evitar comparar la escena con la de su coronación. La dinastía real de los Pevensie-Wright olvidó por un momento cualquier disputa, para luego con sus cabezas en alto pasar por el majestuoso camino, con los demás siguiendolos.

Entraron con cuidado, observando a minotauros, enanos, centauros y un centenar de criaturas narnianas trabajando con esfuerzo para crear armas. Peter, Violet, Edmund y Caspian se quedaron viendo a los narnianos, mientras que las curiosas Susan y Lucy se acercaron a lo que parecía ser un pasadizo con pinturas en las paredes.

—Quizá no sea como lo que tenían, pero es defendible. —Dijo Caspian con su peculiar acento telmarino.

—Es perfecto. —Susurró Edmund algo abatido por los recuerdos que golpeaban su mente, se sentía como la vez en la que Oreius lo rescató de las manos de la bruja blanca y había pisado el campamento de Aslan por primera vez.

Por otro lado, las hermanas Pevensie se habían dedicado a mirar con más profundidad los detalles de las paredes.

—Su, esta pintura se parece a Annie. —Susurró la Valiente tocando con cuidado el dibujo de la niña con cabellos dorados.

violet | peter pevensieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora