LA VERDAD

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- ¡Goku! ¡Gohan! ¡Piccolo! ¡Cuídense mucho¡ ¿Están seguros de que no quieren llevarse el almuerzo? - Les gritó Milk mientras los guerreros se preparaban para emprender el vuelo.

- ¡No, muchas gracias, mamá! - se despidió Gohan, y con esto se retiraron hacia la batalla.

Como era de esperarse la llegada de los androides no tardó en hacerse presente.

Desgraciadamente la enfermedad de Goku llegó en el momento menos esperado, haciendo al guerrero jadear fuertemente mientras trataba de eliminar a sus enemigos. Yamcha, que ya se encontraba curado gracias a las semillas del ermitaño, fue quien lo ayudó a regresar a casa para tomar reposo ante los fuertes síntomas de su enfermedad.
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Goku pasó uno de los momentos más dolorosos de toda su vida, ya que constantemente le invadían pesadillas espantosas por culpa del dolor. Constantes sueños en los que todos sus seres queridos eran asesinados, e imágenes muy explicitas sobre su esposa y aquel namekusei.

Era increíble; aún en aquellos momentos, no podía evitar sentirse hecho pedazos, nunca esperó sentirse así y, muy en el fondo, sabía que en parte era su culpa. Sin embargo, aquellas escenas eran exageradamente explícitas y subidas de tono que le hacían mezclar entre la ficción y la realidad; como el hecho de ver a su mujer tumbada en su cama mientras el namekusei jugaba con su cuerpo, pasando sus manos por aquella piel blanca y tersa, los gemidos de la pelinegra mientras él la hacía suya con salvajismo, las sábanas ocultando la desnudez de sus cuerpos y la pasión de sus besos y caricias.

Después de varias horas, Goku finalmente recuperó su salud, aquella medicina resultó milagrosa, y con ello por fin despertó. Sin embargo, le sorprendió que lo primero que veían sus ojos después de aquel periodo de agonía era a su esposa cambiando sus vendajes. 

- ¡Goku! ¡Despertaste! - se sorprendió la morena exclamando de felicidad, al ver a su esposo con una mirada totalmente centrada en ella se asustó ligeramente - ¡¿Goku, te encuentras bi... - fué interrumpida por el salvaje y repentino beso del saiyajin.

El peli negro entendía que la situación entre ellos no iban bien, y seguramente acabaría pronto, por lo que besó los labios de Milk como seña de despedida.

Para ella esto fue extraño, ya que su esposo nunca solía hacer tales demostraciones de cariño y mucho menos en momentos de batalla. Sin embargo, aquel momento fue muy corto, ya que segundos después Goku desapareció frente a sus ojos, reapareciendo junto a sus compañeros.

Lo primero que notó fue la reciente fusión de Piccolo con Kamisama. Sus amigos pusieron al día a Goku acerca del monstruo de Cell y su famoso Torneo. Finalmente se dirigieron al Templo de Kamisama, donde todos se turnarían para entrenar en la habitación del Tiempo.

Un día antes del Torneo de Cell, Goku decidió que quería aprovechar para despedirse de su esposa. Ya sea porque Cell lo mataría o por el hecho de que sabía de la relación entre ella y Piccolo, esta iba a ser la ultima noche que podría pasar a su lado. Antes de irse con ella quiso tener una última charla con el namekiano, así que salió a su encuentro.

Piccolo se encontraba meditando como de costumbre, tratando de relajarse debido al torneo que tendrían al día siguiente. El pelinegro se cercioró de que no hubiese nadie merodeando, ya que se trataba de un tema delicado, y entonces tomó todo el valor que tenía para dirigirse al Namek.

- Piccolo... Necesito hablar contigo - dijo Goku seriamente; el tono de su voz preocupó bastante al de piel verdosa - ¿En verdad amas a Milk? -.

Continuará...

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