Los días siguientes Alice tenía mejor estado de ánimo, estaba decidida a salir de ese sitio. Mantenía amenas charlas diarias con Adalís, aunque en los últimos días está había sido transferida al turno de noche, por lo que pasada la media noche atravesaba el umbral. Alice la esperaba impaciente.
-Hola dulzura, ¿cómo estás?
-Bien, ¿y tú? ¿Cómo ha estado tu turno?
-Bien, ya administré los medicamentos a los pacientes. Y tú, ¿deseas descansar un rato, linda?
Alice negó con la cabeza.
-Siéntate junto a mi -pidió Alice, al tiempo que hacía espacio en la cama. Adalís se acercó, paso su brazo por la espalda de Alice y delicadamente la atrajo hasta su pecho.
-Sabes, eres diferente a las otras chicas.
-Tú también -sonrió-. ¿Por qué te parezco diferente? -preguntó mientras acariciaba el dorso de su mano con su dedo índice.
-Eres tan dulce y madura a la vez. Tienes la dulzura de una niña y la madurez de una mujer. Creo que no podemos seguir como hasta ahora, yo no puedo seguir como si fuéramos buenas amigas -dijo pensativa mirando a la nada.
-¿Q-qué quieres decir? -preguntó Alice tan nerviosa como si estuviese a punto de ser arrojada a un precipicio, de hecho, eso era; si Adalís en este momento le dijera que ya no quería hablar más con ella, que realmente no gustaba de ella, o, peor aún, que ya estaba con alguien antes de llegar ella, ese sería su devastador precipicio.
Caería y seguiría viva, porque en este tiempo entendió que podía seguir su vida por si misma como hasta el momento lo había hecho, sola; pero el poder es diferente al querer, y lo que Alice quería era a esa dama de luz acompañando su camino.
-Yo no puedo seguir hablando contigo, abrazándote y cuidándote como si fueras mi pequeña amiga cuando lo que deseo realmente es besarte y estrecharte entre mis brazos.
Por primera vez Alice sentía inseguridad en Adalís, estaba nerviosa, aunque no más que ella. Alice solo dejó que las invadiera el silencio mientras sopesaba sus palabras, luego levantó su cabeza para quedar frente a ella y se acercó tan lenta y tortuosamente hasta su boca dando un leve roce a sus labios. Adalís acortó nuevamente la distancia que las separaba y se sumergieron en un beso más intenso.
-Me encantas desde que te vi en el piso sollozando como una pequeña niña.
-A mí desde el momento en que escuché tu voz.
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Adalís
RomanceAlice es una chica introvertida, quién desde el primer momento se siente atraída por Adalís, una doctora elegante y sofisticada, quien ve el lado más dulce y vulnerable de Alice. Pero ¿puede el amor ayudarnos a superar nuestros más grandes miedos o...