Inefable

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Era una noche cautivadora, habían grandes puntos blancos en el cielo junto a una luna llena. Me encontraba recostada con una botella de vino, al pie de un gran árbol de hermosas flores —me encantaban los sitios al estilo impresionista—. Mi casa era ordinaria, pero quedaba a las afueras de la ciudad y tenía una gran zona verde, donde había algunos grandes árboles y muchas flores silvestres plantadas por doquier.
Di un gran trago a mí generosa copa de vino de durazno mientras me relajaba con la música de fondo.

«Busco a alguien
Qué me pueda entender...»

Termine mi copa de vino y mis pensamientos empezaron a divagar. Empezé a adormitarme mientras un sentimiento extraño se manifestaba en medio de aquel lugar, me sentía observada así que me marché deprisa.

Estaba caminando por un sitio que no definía muy bien, pero creo firmemente que eran flores, su dulce aroma me embriagaba y borraba casi todo rastro de la preocupación causada por mí falta de orientación. A lo lejos divisaba una figura, se acercaba a mí con decisión y me empezaba a inundar de dulces sentimientos, luego depositó un casto beso en mis labios y desapareció sin siquiera permitirme divisar su rostro. Sin duda, ese sentimiento que había despertado en mi con tan solo el roce de sus labios era algo tan increíble.

Inefable.

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