Pasta y amor

878 63 4
                                    

Luego de devorar la ensalada a bocados apurados tomó un vaso de agua y se dirigió al jardín con un gran zumo de fruta en la mano, se sentó en una grada y depositó un puñado de trigo en un pequeño recipiente, luego lleno de agua una pequeña roca con forma de tazón.

Revisó algunos de sus apuntes y termino de adelantar las demostraciones para su proyecto. Definitivamente, estudiar en el jardín era realmente productivo. Luego, solucionó un pequeño taller que le habían mandado a realizar, era simple, pero dado que el cliente tenía prisa, recibiría algo de dinero extra, al menos lo suficiente para una botella de vino o dos.

Ya era casi de noche, ya no podía seguir evadiendo sus pensamientos sobre la llegada de Adalís. Existían básicamente, dos posibilidades, la primera, que Adalís se haya arrepentido y no viniera, y la segunda, que llegue y se quede a cenar. Alice, quién estaba realmente optimista gracias a que pasó toda la tarde entre flores, decidió inclinarse por la segunda, por lo que comenzó a pensar en algo simple y rico para preparar.
Preparar comida era una de las cosas que Alice tenía en la lista de "cosas imposibles", dado que apenas y preparaba algo comestible para ella. Al final, decidió no complicarse y preparar pasta con pollo, simple y rico.

Mientras preparaba la salsa acompañada de la voz de Andrea Echeverry, que salía en un jazz particular a borbotones por el estéreo, chocó con un vaso sin percatarse. El sonido producido por la ruptura del utensilio hizo que Alice se sobresaltara de manera visible en una sacudida que arrojó una gota considerable de salsa cerca de su cuello y dibujara un campo estelar en su camisa.

Alice reservó la cena y se dirigió rápidamente a tomar una ducha, tomó un vestido color rosa palo y se hizo una trenza hacia un lado.
Cuando estaba aplicando un poco de protector labial llamaron a la puerta. Alice dio un respingo y se colocó el calzado a toda prisa.

Al abrir quedó fascinada con aquella mujer. Llevaba un vestido color vino ceñido al cuerpo. Mientras Alice trataba de reaccionar Adalís depositó un delicado beso cerca de sus labios, permitiendo que Alice entrará en la ensoñación de su delicado aroma.

-Huele muy bien, parece que he llegado en el momento justo -dijo Adalís, haciendo referencia al olor a pasta.

Alice, tímida como siempre, simplemente la miró y la tomó de la mano.

-Ven -. Dijo mientras la guiaba a la mesa, luego acercó la comida y colocó un poco de vino en dos copas.

-Está muy bueno, dulzura-. Se llevó una gran porción a la boca.

-No es verdad, solo está comestible -refutó Alice mientras le ardía el rostro a causa de su tímidez.

Terminaron de comer en silencio, hasta que Adalís se dirigió a ella nuevamente:-Supongo que la casa tiene jardín, ¿verdad?

-Si, ven te la enseño.

Mientras observaban el jardín y las luces de la ciudad, Adalís se acercó a Alice y la abrazó por detrás.
El cosquilleo de la respiración de Adalís en el cuello de Alice aumentaba la confusión.

-¿Por qué hasta ahora nos buscamos? -preguntó Alice como si hablara consigo misma.

-Porque somos muy idiotas, pero ya hemos aprendido que nos necesitamos más de lo que creíamos. -Adalís se giró y acarició delicadamente el rostro de Alice-. Ahora sólo sé que te quiero junto a mi en todas las formas posibles.

Alice, olvidó su timidez y se acercó a los labios de Adalís, con dulzura dio paso a su lengua. Le entrego un pase a su boca y a su vida.

Adalís Donde viven las historias. Descúbrelo ahora