Guayabas y flores

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Alice se sentía como el ave fénix, era como si acabara de surgir de sus propias cenizas, aunque estaba claro que la magia a la que se atribuía el suceso tenía nombre definido. Adalís traía algunos de sus libros y se los dejaba antes de irse, y, para esa pequeña lectora beta eran muy poco, además, de que en ese gélido hospital no había nada más que pudiera hacer. Su estadía allí se reducía a leer, comer, dormir, ver a Adalís y pensar en Adalís.

—Hola, dulzura —susurró al tiempo que ingresaba a la habitación—, ¿cómo estás? —preguntó y luego se acercó hasta los labios de la joven. Alice, quién había deseado ese beso cada segundo del día, la tomo delicadamente de la cara y con un profundo beso trato de tatuar en sus labios lo mucho que en tan poco tiempo había llegado a quererle.

—Ahora muy bien— acarició la nariz de Adalís con la suya.

—Te he traído música —le entregó un pequeño aparato y unos audífonos.

—Gracias, cielo. Ven, hazte junto a mi —le hizo espacio en la cama, luego le tendió un auricular.

Colocó la primera canción.

«Vamos caminando con la luna llena
Vamos dibujando huellas en la arena
Vamos respirando el verde del monte
Vamos recogiendo guayabas y flores
Vamos extrañando nuestros cuerpos tibios
Vamos recordando todo lo vivido
En un solo canto, un solo latido
Un solo beso

»Quédate
Esta noche en mi piel
Quiero ser el querer
Que nunca olvidarás...»

Entre besos y música el tiempo se escapaba como agua entre las manos.

—Si supieras todo lo que te imagino día a día...

—Si supieras todo lo que te he imaginado yo... —dijo Alice sin ser consciente de lo que decía.

—Lo sé, dulzura.

—¿Cómo que lo sabes? —pregunto sorprendía y alarmada.

—Perdoname, cielo, pero traía la comida y te escuché mientras hablabas con tu hermana.

Si en ese momento hubiese luz significativa entre aquellas cuatro paredes, la cara de Alice se habría visto más blanca que la pared —si eso era posible—.

—¿Qué piensas? —preguntó Alice atragantadose con las palabras.

—Soy afortunada, aunque si quieres mi absoluta sinceridad, creo que lo que realmente me duele es que en la vida real no me hayas hecho el amor de esa manera.

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