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Me alejé de ti por unas semanas.

Necesitaba pensar.

Aclarar mi mente.

Incluso había faltado unos días al colegio.

Me sentía realmente mal.

La vergüenza se apoderó de mí, cuando repetí en mi mente lo que había sucedido.

Me peleé por un chico.

¿Quedaba en mi alguna piza de dignidad? Por supuesto que no.

Y mucho menos, luego del sermón de mi madre.

Para mí, pelearse por un chico siempre ha sido la cosa más absurda por hacer. Sin embargo, ella me atacó, yo no podía solo no defenderme.

De igual forma, el bochorno en mi ser no aminoraba. Me había estado comportando como una completa estúpida.

Fui infiel, me peleé, y por si eso no bastara, habían bajado mis calificaciones en el colegio. ¡Por Dios! Qué vergüenza.

Tú al parecer también necesitabas aclarar tu mente.

Puesto que solo insististe el primer día, y a mi falta de respuesta no intentaste más.

Eso me molesto un poco, pero supongo que no podía quejarme, puesto que era yo quién te ignoraba. Tú sólo me dabas mi espacio.

Y, en cierta parte, era mejor así, necesitábamos estar separados y poner orden nuevamente a nuestras vidas.

Pero no sabía cómo. ¡Joder! No sabía como reorganizar los propósitos de mi existencia.

My First LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora