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Me ignoraste por un mes. Y yo era el ser más triste y deprimente del mundo.

Faltaban pocos días para que cumpliera quince, y solo lloraba al pensar que estábamos peleados y no estarías conmigo.

El día antes de mi cumpleaños, apareciste en la tarde, con palomitas de maíz y muchas latas de gaseosa.

Gritaste:

¡Maratón de películas!

Y yo sonreí como una tonta mientras lágrimas se formaban en mis ojos. Te acercaste, me abrazaste y pediste que te perdonara, que eras un idiota.

Te respondí riendo, y diciendo que sí eras un idiota, por lo que reiste también. Luego subimos a mi habitación a ver películas de terror. Tus favoritas.

Era ya la tercer película, estaba tan feliz de que ya no estuviéramos peleados.

Pronunciaste mi nombre y volteé.

Te quiero, Jane —dijiste.

Y mi corazón retumbó con fuerza en mi pecho.

Algo tan simple, que ya me habías dicho antes, pero que esa vez, se sintió... diferente.

Como si trajera consigo, ocultas, otras palabras, no dichas pero con importancia.

Decidí ignorar eso, afirmando que era mi corazón enamorado que veía diferente el gesto.

Respondí que también te quería y continuamos viendo la película.

My First LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora