Capítulo 2. Aún duele el pasado.

1.2K 54 6
                                    

Me he terminado de perder, os juro que por un momento pensé que podía llegar a ser una mujer fuerte, independiente y porqué no, empoderada de mi misma y orgullosa de mi trabajo.

Lo pensé por un momento porque en sus brazos sentía la seguridad suficiente como para ser quien yo quisiera ser.

Os pongo en situación, toda mi vida había estado orquestada, si no por unos, por otros. Estaba inmersa en una relación de diez año que podría definirse con cualquier palabra menos con "sana". El siempre me decía que hacer, con quien salir o que ropa llevar. Mis sentimientos giraban entorno a sus emociones, es decir, si el se levantaba feliz yo tenía un buen día y si el  de repente se sentía abatido sería yo la primera en estallar alrededor de su campo de minas.

Era actriz, yo pensaba que de las buenas, pero desde aquel día mi vida dio un giro de 360 grados.

Bueno, mi vida y todo, aunque no os puedo asegurar que haya sido para bien.

Es cierto que el ya no forma parte de mi vida pero tampoco es que hayan mejorado mucho las cosas desde entonces. Hace cuatro años que no la veo, al menos no en persona. Desde que nuestros caminos se separaron le he seguido la pista por Instagram y por Twitter, aunque el segundo dejo de usarlo al poco de salir de la casa.

Ah si... la casa.

Os explico, ambas éramos participantes en un concurso de televisión aquí en italia. Eramos Vipponis. Es decir, concursantes del Grande Fratello Vip. Para los que no lo sabéis, un buen resumen podría ser: gente muy variopinta encerrados en una casa de lujo durante  meses, el público expulsaba a un concursante cada semana y el más querido, gana.

Bueno, al menos esa es la teoría, en realidad se tratan de grandes inversores manipulando cifras, datos e historias para conseguir hacer de los concursantes un producto mediático y por tanto una fuente de ingresos brutal. Siempre podías decir que no a todo en lo que no quisieras participar pero alguien con una personalidad como la mia en ese momento no sabía decir que no.

Fue así como empezó mi relación con Andrea Zenga.

Volviendo a lo anterior, hace cuatro años que no la miro directamente a los ojos, que no se a qué huele, que no soy testigo de sus sonrisas y mucho menos culpable y he de reconocer que a día de hoy, me sigue matando.

Ella ha optado por su mundo antes a GF, la moda. Ha crecido de una forma exponencial que es digna de admiración y  se la conoce por ser honesta y fiel a sus pensamientos. Sigue siendo una guerrera, más aún todavía.
Yo, sin embargo dejé de actuar, creo que suficiente tenía con ser actriz en mi propia vida. Empecé con pequeñas colaboraciones vía redes sociales para pequeñas marcas italianas y poco a poco fui haciéndome más influyente. A día de hoy promociono y soy imagen de marcas italianas y españolas, es por eso que vivo entre Milano y Madrid.

Ropa, maquillaje y cenas gratis, toda una fantasía.

Por cierto, aun no me he presentado, me llamo Rosalinda Cannavò y os voy a hacer un spoiler:

mi relación con Andrea Zenga no llegó ni a trescientos sesenta y cinco días.

RosmelloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora